El 15 de Octubre de 1960, Melchor Díaz-Pinés Pinés, envió la siguiente información a la Agencia Nacional de Noticias, CIFRA.
Con la definitiva incorporación del tractor a los quehaceres del 'agro' manchego, se ha llegado a realizar una de las mayores transformaciones de todos los tiempos. Convencidos de su utilidad, el tractor va, poco a poco, invadiendo todas las actividades agrícolas como laboreo, sembradura, cosechadoras y en general toda clase de transporte de los productos que el campo nos proporciona.
Dentro del presente año, la provincia de Ciudad Real, superará los dos mil tractores agrícolas, con un total de potencia adquirida para el agro de setenta y seis mil caballos de fuerza y un coste aproximado a los doscientos cincuenta millones de pesetas.
Su influencia está cooperando a la modernización de las faenas y se están consiguiendo rendimientos unitarios como nunca hubiera podido soñarse y todo porque, los trabajos se realizan con más rapidez y hay un natural ahorro de mano de obra. Ello redunda en un abaratamiento de los costes de producción que es lo que todo agricultor perseguía hace años.
Su facilidad de movimientos y la eficiencia de sus labores es palpable, especialmente en las barbecheras, tierras que han llevado un saneamiento eficacísimo. Esta nueva máquina agrícola se considera ya como imprescindible en estos terrenos que son propensos al endurecimiento de las tierras y que el arado común, incluso el romano, no podían conseguir un laboreo adecuado.
Como inmediata consecuencia, también ha trascendido esta influencia al total de trabajadores del campo, que han visto como su trabajo se ha humanizado, pues se dispone de un gran plantel de gañanes que han cambiado el arado por el volante del tractor.
El tractor, pues, es bienvenido en toda La Mancha pues a la eficacia de todas las labores del campo, hay que unir la mejoría en la calidad de trabajo y sin duda, la elevación del nivel cultural de sus hombres.
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