En un tiempo tan abundante y prolífico en
acontecimientos manzagatos, como lo fue ese Siglo XVI, naturalmente, también
hubo sucesos accidentales muy relevantes… que, no por inesperados, dejaron de
quedar para siempre en la historia de este pueblo magnífico que es Manzanares”…
“Y lo que he de contarle ahora, querido cronista, dice D. Cosme, para que de
conformación a un nuevo relato, atañe, ni más ni menos, que a la magnifica
Catedral de Manzanares que, cuando ese sucedido, se encontraba en plena fase de
ampliación,… en obras llevadas a cabo en los doce años que mediaron entre 1565
y 1577…. bajo la dirección de ese arquitecto genial llamado Enrique Egas “el Mozo”….”y si uno, puede imaginar, perfectamente, al maestro Egas, “el Miguel
Angel” de esa Catedral, recorriendo la nave de la Iglesia, o subido en los
andamios, mientras dirigía el labrado de sus nobles piedras,… calculando con
precisión y maestría: el tamaño, altura y configuración de los vanos altos de
su crucero, hasta lograr ese efecto de “camino de luz”, tan característico de
esta Iglesia de la Asunción, entonces: "Iglesia de Nuestra Señora Santa
María de Alta Gracia de Mançanares"… lo que nadie pudo imaginar fue el
tremendo incendio acaecido en esa Iglesia el día después del Corpus de 1571,
que acabó con toda su cabecera... algo que obligó a rediseñar todas las tareas
que aquí llevaba a cabo el maestro Egas y sus colaboradores”…. “Muy
posiblemente, el fuego se llevó para siempre la talla original de la Virgen de
Altagracia y muchas más de las obras de arte que ya estaban integradas en el
Templo, aunque se desconoce cuantas de ellas estaban almacenadas, mientras se
trabajaba, lo que quizá salvó de la quema a algunas, pero esto, asevera D.
Cosme, permanece en el arcano del tiempo y en la ignorancia de la historia”…
“Y es que, sigue Don Cosme, como así sucedió y se contó, al día siguiente del
Corpus del año 1571, el viernes 15 de junio, cuando la Iglesia Parroquial se
encontraba en las obras antes citadas, se prendió fuego en el altar mayor, tomando tal magnitud el incendio, que fueron inútiles los esfuerzos del vecindario
para apagarlo”. La causa del fuego, parece se debió a que una devota feligresa
dio al sacristán una vela grande para que la dejase encendida ante el Santísimo
Sacramento,… Se comentó, que el sacristán ató la vela a las andas donde el día
anterior había procesionado el Santísimo… que se había sacado de la Custodia y
colocado en su relicario”… “El sacristán pensó que, al ser un vela muy grande,
no se consumiría durante la noche…y lo que se supone que sucedió es que, o bien
se venció, y prendió las andas en donde se encontraba, o bien se consumió antes
de lo previsto, llegando hasta las andas y prendiéndolas….y después, el fuego
pasó a quemar todo lo demás”. “Tres largas horas duró el incendio, desde que
fue advertido en la madrugada de ese 15 de Junio de 1571… y cuando se pudieron
comprobar sus destrozos, se apreció que se había consumido todo lo que se
encontraba en la cabecera del templo, y algunas cosas más, próximas al mismo…se
quemaron hasta los órganos y escaños sin dejar señal ni del retablo ni de otra
cosa”….
“Cuando se logró entrar por la parte posterior del altar mayor,
revolviendo entre los rescoldos del incendio, se encontraron derretidas algunas
pastas de plata de la custodia, cálices y patenas que había quedado bajo el
altar… todo el Presbiterio se había perdido… y aunque no se sabe con certeza,
como va dicho, probablemente también la antiquísima imagen goda de la Virgen de
Altagracia, que Fray Martin Sánchez Manzanares trajo de Alcala de Henares en
1521, para presidir el Altar de nuestra Parroquial”… “Los vecinos vieron con
espanto que nada, salvo el edificio, había escapado a la acción del fuego… Las
ricas colgaduras y alhajas con las que el altar se había adornado en razón de
la festividad pasada,… los retablos, órgano, muebles y muchos objetos y enseres
del templo, en mayor o menor magnitud, quedaron afectados o se consumieron”…
“Sin embargo, una milagrosa sorpresa les aguardaba….removiendo las cenizas, con
gran asombro,… encontraron incólume el relicario de plata que guardaba el
Santísimo Sacramento, tan puro, limpio e intacto, como si hubiera estado fuera
del alcance de las llamas, aunque todo su entorno hubiera sido destruido por el
voraz incendio … Por eso, como a pesar de todo este estropicio, el relicario
apareció intacto,…tan limpio y tan sano, su hallazgo en perfectas condiciones
se consideró un autentico milagro… Dentro del relicario estaba el Santísimo
Sacramento con otras siete formas tostadas, pero enteras y sanas, que al
momento consumió un padre agustino que se hallaba presente entre los que
luchaban contra el fuego, mientras el pueblo rezaba y adoraba al Santísimo…..
Se perdieron en este fuego seis mil ducados, entre ornamentos, palios, pendones
de las cofradías y el resto de cosas junto con el retablo mayor de la
parroquia.
“Pero fuese como fuera, Egas no se arredró, y volvió a construir un nuevo
Presbiterio, Ábside y Altar mayor, que habría de concretarse en una
impresionante obra arquitectónica, terminada en el año de gracia de 1577, con
una nueva y mayor cabecera, que quedó, a su finalización, más o menos, tal cual
lo podemos contemplar hoy en día, en este 1912. El nuevo «Altar Mayor»,
proyectado por Enrique Egas «el Mozo», quedo más amplio que el primitivo,
destruido en el incendio,… y se construyó por los hábiles entalladores locales
hermanos Ruiz Elvira, que hicieron un gran retablo manierista, a ordenación
palladiana, y disponiendo cuatro grandes lienzos de Bartolomé Carducho,
encuadrando un gran relieve policromado, representando la «Coronación y
Asunción de Nuestra Señora» y junto a la base de todo, diez imágenes de
buen tamaño y excelente factura, talladas en madera de color”. “La bóveda del
altar se cubrió con un cascarón de estucos y pinturas, y en la parte inferior
se dispuso una preciosa sillería de madera tallada”…. “El magnífico retablo que
quedó allí, era considerado como una de las obras más importantes de la región
en su género… y se estima que estuvo totalmente terminado en 1608” “Su coste final, se
estimó en veinte mil ducados, según consta por varios testamentos de aquella
época”…
“Y, quizá, amigo reportero, si me permite usted una reflexión personal…este
fuego inició, en la religiosidad y costumbrismo manzagato, el cambio de
“advocación virginal” de su Iglesia Parroquial”…. “La nueva imagen del nuevo
retablo, evocando la Coronación y Asunción de María a los cielos, similar a la
que, paralelamente, en esos mismos años y tiempos, se fue cincelando en el
centro del bellísimo frontispicio plateresco del exterior sur de la Catedral,
comenzaba a integrar en el espíritu manzagato a la Virgen de la Asunción, como
mayor símbolo de su Catedral,…y empezaba a dejar en “segundo plano” a quien aún
era la patrona de la villa, la Virgen de Altagracia, cuya imagen primigenia muy
posiblemente desapareció para siempre entre las llamas… y aunque fuera
sustituida por otra nueva… ya nunca fue lo mismo… la Parroquia sería ya conocida
como “Parroquia de Altagracia y de Nuestra Señora de la Asunción”…y,
finalmente, desde finales del siglo XIX, solo como “Iglesia Parroquíal de Nuestra
Señora de la Asunción”, una vez que el patronazgo del pueblo se decantó hacia
el “Cristo Arrodillado”,…… “Nuestro Padre Jesús del Perdón”.
“Y acabemos el relato del suceso, que ya quedo bien informado y expuesto…pero
hagámoslo como otras veces, plasmando lo que se contó de él por nuestros
notables de entonces en las Relaciones de Felipe II de 1579” ..“Escrito, en este
caso, de gran valor y precisión, ya que las Relaciones se editaron en 1579,
solo unos un años después del incendio, cuando su memoria estaba todavía muy
viva… y decían así:
“Y el milagro que
fue nuestro Señor servido de hacer en la quema que sucedió en la iglesia mayor
de la dicha villa el año pasado de setenta y uno, y fue que otro día de Corpus
Christi, viernes, a quince de junio del dicho año de setenta y uno a las tres
de la mañana, se halló arder con la mayor furia que se puede decir el altar
mayor de la dicha iglesia juntamente con los altares colaterales con muchos
paños de oro y seda, piezas de plata y ornamentos que estaban colgados por
ornato de la fiesta precedente alrededor del altar mayor y lo demás. Era tan
grande el fuego que en más de dos horas como se vio no se pudo, aunque con toda
la diligencia posible sacando agua de un pozo que tiene la dicha iglesia y de
las casas más cercanas, apagar ni llegar sino de muy lejos; al cabo de tres
horas que consumió y quemó todo lo que pudo hasta los órganos y escaños sin
dejar señal de retablo ni otra cosa; que con la mucha agua se pudieran matar
las brasas y entrar hasta la parte del altar mayor, con hartas lagrimas y
sollozos del pueblo se comenzó a desvolver los carbones, y habiendo desvuelto
gran pedazo se hallaron algunas pastas derretidas de plata de la custodia y
cálices y patenas que habían quedado en el altar mayor y debajo. De todo fue
Nuestro Señor servido que se halló el relicario de plata donde había quedado el
Santísimo Sacramento que era redondo, donde cabía la hostia de llano y de tres
dedos de altura tan sano, limpio y entero, como si no hubiera pasado el
incendio dicho, y dentro de él se halló el Santísimo Sacramento que había
quedado en sola una hostia y siete formas algo tostadas, empero enteras y
sanas, las cuales consumió luego un fraile agustino que se halló en esta villa
adorándola la mayor parte del pueblo. La causa de este suceso se entendió haber
sido que una devota mujer dio al sacristán una vela grande que dejase encendida
aquella noche delante del Santísimo Sacramento, el cual la ató a las andas
donde el día de antes se había traído en procesión que estaban en el altar
mayor con la custodia, aunque el Santísimo Sacramento se había quitado de ella
y puesto en el sagrario en su relicario, y entendiendo no se gastaría mucho por
ser larga y recia, la dejó allí hasta la mañana; presúmese que esta se fue
consumiendo hasta que llegó a las andas y allí se prendió y de allí al retablo
y todo lo además. Consumiéronse en esta quema más de seis mil ducados, todos
los ornamentos que tenía la iglesia y palios de brocado, paños y pendones de
las cofradías y otras muchas cosas que se consumieron, y por ser cosa tan de
saber pareció poner este acaecimiento en este capítulo, y no meter la mano en
otras cosas de poca sustancia”.
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