¿Damos un paseito por Manzanares?

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Todo cuanto vas a encontrar en él, es una muestra de cariño y admiración a un padre, MELCHOR DÍAZ-PINÉS PINÉS, uno de esos tantos padres del mundo que creen en la familia y luchan por ella, que aman a su tierra, que la trabajan y reivindican con constancia. Es posible que los manzanareños más jóvenes pudieran encontrar en el blog algunos hechos, sucesos, curiosidades, costumbres que ya han desaparecido, que quizás hayan escuchado de sus antecesores o, simplemente, que no conocen y puedan resultarles de interés.

¡Nada más, amigo/a! Gracias por estar con nosotros, con su familia y su sempiterno recuerdo.

HERMANADAS.

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M A N Z A N A R E S, en La Mancha.

martes, 29 de mayo de 2018

158). RELATOS PEDRO VILLARROEL. MANZANARES 1912: LA ENCOMIENDA…. DE CALATRAVOS A BORBONES.


La Encomienda de Manzanares en el Siglo XVIII -comienza D. Cosme este relato-como muchas otras cosas de aquel tiempo, vivirá un proceso transicional, una vez que las Ordenes militares, entre ellas la Calatraveña, pierden influencia, a favor del centralismo estatal que promovió en el Reyno de España la dinastía borbónica desde la cuarta década del Siglo XVIII, Esto, sigue, motivaría un cambio sustancial en lo que representaba el poder central y su influencia en la evolución de las vidas y haciendas de los manzagatos. 

Ciertamente, los diezmos y los impuestos, seguirían marcando esa relación entre ciudadanos y poder central en la etapa borbónica, pero también fue verdad que esa centralización de la actividad económica, no fue buena para el desarrollo de una población tan activa y emprendedora como la de la villa de Manzanares. Y esto fue así porque, aun cuando los Comendadores calatravos no solían recalar mucho en el castillo y en la villa, al menos, solían mostrar más interes que los miembros de la Casa de Borbón que los sucedieron, en cuidar los intereses económicos de la encomienda ...que, al fin y a la postre, eran también los suyos….El ejemplo del II Marques de Velada, Don Gomez Davila y Toledo, Comendador de Manzanares a comienzos del XVII, y que ya hemos conocido en relatos precedentes, es claramente ilustrativo de lo que le digo.., D. Gomez Davila, hábil negociador, supo conjugar con inteligencia los intereses de los molineros y regantes de Manzanares y, a la par, obtener pingües beneficios para la Encomienda y para él mismo…. Esta conjunción de intereses, aunque también existía en la etapa borbónica, evidentemente, durante esos tiempos, no se cuidó demasiado, ya que los miembros de la Casa Real que regentaron la encomienda, lo hacían casi a título honorífico y, por tanto, no mostraban el mismo interés en los asuntos económicos que sus antecesores calatravos…. Y, sigue D. Cosme,… esto que le estoy comentando, se evidencia muy bien al valorar la trayectoria personal, y los resultados obtenidos para nuestro pueblo, de los dos últimos comendadores que tuvo Manzanares (sobre todo en el caso del último de ellos, D. Iñigo Manrique de Lara, Señor de los Cameros,.. cuando se compara con lo que sucedió, a partir de 1733, año en que nuestra encomienda de Manzanares empezó ya a ser regida directa, y sucesivamente, en lo que restaba de siglo por miembros de la Casa Borbónica. Entrando en esa evaluación, le comentaré –continua D. Cosme- que el último Comendador de Manzanares del Siglo XVII, Don Melchor de Guzmán Osorio Dávila Manrique de Zúñiga, VI Marqués de Velada, extendió su mandato en nuestra encomienda, entre los tiempos que median de 1692 a 1710;.. esto es, desde los años en que Manzanares inicío la recuperación de su funesta década trágica del último cuarto del Siglo XVII, hasta la parte final de la Guerra de Sucesión, al comienzo de la segunda década del Siglo XVIII…. Poco hay que decir de aquel tiempo, prosigue D. Cosme, porque poco nos legó la historia escrita (ya que el Reyno estaba ocupado en una guerra civil)…solo que Manzanares permaneció durante toda la citada Guerra de Sucesión en la retaguardia de los frentes de contienda, lo que le permitió a su Encomienda, en cierta medida, y a pesar de los enormes gastos que conllevan las guerras, mantener la incipiente recuperación económica y social, iniciada en la década final de aquel siglo XVII de penurias… Desde su llegada a la corona española, como va de dicho y sabido –continua D. Cosme- los borbones centralizaron la actividad del Estado, otorgándose a si mismos la propiedad y finanzas de las diferentes encomiendas del Reyno.. Con esa finalidad, justo al final de la Guerra, y antes que se pudieran repartir las diferentes encomiendas entre los miembros de la Casa Real, muchas de las citadas encomiendas fueron entregadas por el Rey Felipe V, a manera de premio y, a su vez, garantía de lealtad, a ilustres militares de su máxima confianza, que hubieran destacado en la citada contienda…La nuestra, la Encomienda de Manzanares, -sigue Don Cosme- le fue otorgada a uno de esos militares, …un personaje que terminó resultando de enorme relevancia para la historia de este gran pueblo... 

Le hablo de D. Íñigo de la Cruz Fernández Manrique de Lara… XI Conde de Aguilar y Señor de los Cameros, quien se mantuvo al frente de nuestra encomienda, desde 1711 hasta 1733.. El Conde de Aguilar, como le he apuntado antes, continua D. Cosme, intervino de manera muy destacada en la Guerra de Sucesión, siendo Capitán de Guardias de Corps y Teniente General de los Ejércitos de Felipe V..y, por ello, este, le agradeció sus servicios, otorgándole la merced de la encomienda de Manzanares… algo a lo que, al parecer, se comprometío Felipe V con D. Iñigo, de manera confidencial y secreta, en el año de 1706, antes que hubiera finalizado el mandato del anterior Comendador, D. Melchor de Guzman, VI Marqués de Velada…El Conde de Aguilar, era sobrino de, D. Melchor de Guzmán.. y, por tanto, pertenecía también a la Orden de Calatrava…quizá eso, junto a su brillante trayectoria militar, fuese determinante para que Felipe V le otorgase la mejor encomienda de la Orden de Calatrava, que era, sin duda alguna, la de Manzanares, convirtiéndose, de esa forma, Don Iñigo, en el último Comendador de Manzanares que no fue miembro de la Casa de Borbón. A diferencia de la mayoría de sus predecesores en el cargo, el Señor de los Cameros instaló su residencia en Manzanares, pero no habitaba normalmente el Castillo, sino que lo hacía en su casa de la Calle Empedrada (hoy adornada en su esquina con el escudo heráldico del condado de Aguilar) o en otras casas que mandó construir en la Dehesa de Siles y en el paraje de Moratalaz…lugar, este último, donde, en las hoy desaparecidas..”Casas del Conde”, residío, habitualmente, Don Inigo de la Cruz y Manrique de Lara, la mayor parte del tiempo que permaneció al frente de nuestra encomienda de Manzanares… 



En una muestra más de su querencia por Manzanares, hizo que su hija, María Nicolasa Fernández Manrique de Lara Ramírez de Arellano, Marquesa de Ynojosa, se casase en la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, en el año 1716, con Juan Chrisóstomo Fernández Manrique de Lara Carvajal Sande y Vivero, Señor de Galisteo y Conde de Montehermoso y Fuensaldaña, en una boda solemne y celebradísima que motivó la visita a nuestro pueblo de muchos miembros de la nobleza española de la época.. Don Iñigo, también financió y promovió, en el año 1724, un magnífico y precioso Retablo, dedicado al iniciador de la Orden Calatrava, San Raimundo de Fitero, que se colocó en febrero, de aquel año 1724, en el lado del crucero de la Parroquial que da a la Plaza Mayor… Este evento de la colocación del Retablo de San Raimundo -prosigue D. Cosme- se complementó con una fastuosa festividad, (integrada en un octavario religioso), por la que acudieron a Manzanares numerosas personalidades civiles y eclesiásticas de la región, y del que, por sus curiosidades, que quedaron escritas para la posteridad de los tiempos, tendremos ocasión de hablar en relatos sucesivos que irán versando acerca de las distintas vicisitudes habidas en esta centuria del XVIII…. El Señor de los Cameros fue un personaje muy emprendedor, que gustaba de las fiestas compartidas con su pueblo…..era muy aficionado a los juegos taurinos, haciendo construir una pequeña plaza de toros en Siles, donde se llevaban a cabo, con cierta frecuencia, pequeñas capeas que él mismo se encargaba de organizar.. 



Pero, también en la Plaza Mayor de la villa, D. Iñigo revitalizó mucho los espectáculos taurinos y el Teatro… y fue, quizá, por aquella época cuando más “balconcillos” existían en la fachada principal de la Parroquial, a la izquierda de su frontispicio, donde se sentaban a presenciar los diferentes juegos, el Comendador, el clero y las diferentes personalidades invitadas a los distintos eventos…. Hoy, a fecha de 1912, como usted puede apreciar, mi querido reportero, solo queda en la fachada de nuestra Iglesia Parroquial uno de esos balconcillos, pero esta como un adorno y simple recuerdo de otras épocas, pues ya no se utiliza para esos menesteres festivos… El Señor de los Cameros, tuvo siempre claro, además, que los festejos, y las ferias eran el más fiel exponente de la vitalidad, esplendor y progreso de los pueblos, aparte de una de las razones que hacen más querido a un dirigente por sus gentes. Por eso mismo, fue un gran instigador de todos esos aspectos, y a él se debe la constitución de las ferias y fiestas de Manzanares de Agosto”…..“La historia sitúa el año 1723, como el primer año en que se celebraron las ferias y fiestas de Manzanares, coincidiendo con una época de prosperidad y desarrollo de nuestra villa, a causa de su pujante viticultura y de una importante industria de ferretería para el transporte de los productos derivados de la uva”… El ferial, ocupaba toda la Plaza Mayor y sus aledaños… Estas ferias y fiestas de Manzanares, de las primeras que se crearon y consolidaron en todo el Reyno de España, se celebrarían ya todos los años sucesivos de la centuria del XVIII, ininterrumpidamente, del 10 al 17 de Agosto de cada año, haciéndolas coincidir con la festividad de la Patrona de la Villa, la Virgen de la Altagracia y de la Asunción.. Tuvieron siempre gran solemnidad y pompa desde sus inicios, siendo así famosas y reconocidas en todas las villas vecinas”…


Y terminé aquí el relato, amigo crónista, que ya fue de bastante para dar testimonio de lo pretendido en él, la transición de la época calatrava de nuestra encomienda a la época borbónica, representada en la egregia figura de D. Iñigo de la Cruz Manrique de Lara, II Conde de Aguilar y Señor de los Cameros, personaje trascendental en la no menos magnífica historia de Manzanares…


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