Como le anticipé
en la anterior crónica -me dice D. Cosme- voy a empezar a contarle hoy, para
dar contenido a este relato que ahora comienza, las “razones” que motivaron un
sonado episodio, acaecido en nuestra villa de Manzanares, al comienzo de ese
Siglo XVIII, concretamente en el año de 1703...y que viene muy a cuento, para
dar entidad real a lo ya comentado sobre el carácter hidalgo que hemos dado en
atribuir a nuestros ancestros de ese tiempo, pero que también “da pie” para
mostrar a la “luz histórica”, algunos matices genuinos de ese carácter hidalgo
español, que diferenciaba al hispano común de sus congéneres europeos..
Y, esos
matices propios, como le digo –continua Don Cosme- los veremos muy bien
reflejados en este sucedido....Me estoy refiriendo,- prosigue-…por un lado, al
estricto sentido de la justicia y del honor del carácter hidalgo…que, en
relación a este episodio acaecido en nuestra villa, llevó a que, al grito de:
¡¡“Viva el Rey y muera el mal gobierno y el Alcalde Mayor”!!.. nuestros
paisanos de entonces, se rebelaron, armados y en masa, ante una decisión
injusta y fraudulenta, que pretendió imponer, el entonces Alcalde Mayor de la
villa de Manzanares, Don Fernando Antonio de la Mora y Ceballos….Pero también,
y sobre todo, -sigue Don Cosme-..ese episodio servirá para mostrar que, a la
par de un gran sentido de la justicia,.. existía, inmerso en el espíritu de
nuestras gentes, un respeto cuasi religioso y reverencial, incondicional y sin
límite, a la máxima jerarquía del poder establecido, el Rey…No hay más que
volver a considerar el “grito de guerra” de nuestro vecindario, el lema con que
se emblematizó el episodio…ese “Viva el Rey y muera el mal gobierno y el
Alcalde Mayor”,… para hacerse cargo de ese matiz genuino del carácter hidalgo
español…Al fin y al cabo, el Alcalde Mayor no era más que el delegado local del
Rey….y no hacía otra cosa que estar a la orden del Rey…Pero, sin embargo, y
siendo conscientes de esa dependencia directa de las ordenes reales, la gente
común del pueblo español, eximía al Rey de cualquier responsabilidad,..“como si
fuese una figura aúlica y ungida por la divinidad”.., era, en definitiva, una
especie de “auto de fe” civil del pueblo hacia su máxima jerarquía dice,
enfático y rimbombante, D. Cosme. El “auto de fe” a la figura real, fue común
en la población española de ese tiempo, y se ve reflejado en el mismo título de
esa obra magnífica de Lope de Vega, “El mejor alcalde el Rey”…o en la de la no
menos brillante de Calderón de la Barca....”El alcalde de Zalamea”….
Esta
asunción mistificada de la máxima jerarquía real, fue un claro matiz propio,
que no se daba en muchos otros lugares del Mundo…En ese sentido, la guillotina
francesa que acabó con su último Rey, en el curso de la Revolución Francesa,
era impensable en la España del Siglo XVIII…y esa incapacidad de cuestionar al
poder máximo, que contrastaba, eso sí,, con el sentido justiciero, y la
rebelión subsiguiente del pueblo, frente a instancias inferiores del poder
–sigue D. Cosme-....había quedado instalada en el alma del pueblo llano por la
educación religiosa y castrense que impusieron las Ordenes del Reyno de España
durante la Edad Moderna, (en nuestro caso la de Calatrava),..y explica, en gran
medida, el retraso secular de nuestra España…Y no quiero decir yo, que debíamos
haber guillotinado algún que otro Rey (que quizá hubo razones, interpone
jocosamente en su diserto, D. Cosme) …quiero referirme, más bien, a que esa
manera de ser nuestra…ese “auto de fe” a la máxima jerarquía, fue aprovechado
por el poder político, el emanado del Rey en definitiva, para “retrasar la
entrada” en la entraña del espíritu español, de la que, sin duda, fue la mejor
aportación al devenir de la humanidad,del Siglo XVIII, (al que por algo
reconocimos como el “Siglo Ilustrado” o el “Siglo de las Luces”), … otorgarle a
la razón humana el papel de instrumento básico para el desarrollo científico,
artístico social y político de los pueblos y de las naciones, por encima del
poder basado en la religión, o en cualquier otra idea… Aquí, en España, ya en
este 1912, y en pleno Siglo XX, -continua Don. Cosme- mucha gente común todavía
es incapaz de reconocerle a la razón, su predominio en el gobierno de las cosas
terrenales y, por tanto, su papel de instrumento básico para el desarrollo…
Solo cuando consigamos como pueblo, colocar a la razón crítica por encima de
cualquier otra idea, política o religiosa, incluida la idea que reconozcamos
como propia…y seamos capaces de integrar en nuestra forma de vivir, lo bueno de
las de otros, logrará nuestra España acercarse al desarrollo que han alcanzado
otros países de Europa y de America, concluye enfático y grandilocuente Don
Cosme esta parte explicativa de su discurso
Ahora, dice Don Cosme, bosquejado
como era el espíritu hidalgo español en el Siglo XVIII…. es momento de empezar
a conocer lo acontecido en la villa de Manzanares, la primavera del año 1703..,
y que terminó siendo nuestro particular “Fuenteovejuna”.. Todo se gestó en
aquel primer tiempo del Siglo XVIII, -comenta D. Cosme-, cuando el Rey Carlos
II, conocido en nuestra historia como “el hechizado”, murió sin herederos, en
el año 1700,… dejando el Reino de España en situación muy caótica por la
reciente crisis de finales del XVII… Aprovechando esto, el Rey Luis XIV de
Francia, maniobró de manera muy hábil, consiguiendo para su nieto, Felipe de
Anjou, el trono de España, con el nombre de Felipe V… Acababa, así, la dinastía
de los Habsburgo y comenzaba la de los Borbones… Pero, enseguida, dentro y
fuera de España, hubo una gran parte de las noblezas de los diferentes reinos,
que no aceptaban al nuevo rey, y que apoyaron a otro candidato, propuesto por
la dinastía de los Habsburgo, el Archiduque Carlos… La guerra civil y europea
fue inevitable, ya que la llegada al trono español de Felipe V, en realidad
confería a Francia la hegemonía de Europa, pues podía suponer, en el futuro
inmediato, la unión de España y Francia bajo una misma monarquía.. Esta
posibilidad, condujo a Inglaterra y a Holanda a apoyar a Carlos de Habsburgo el
candidato que los Austrias habían propuesto para el trono español….
Esa
realidad, interesada, más que cualquier otra cosa, fue la que provocó el final
de la guerra de sucesión, con el tratado de Utrech de 1713,.. que dejó las
cosas del panorama político europeo, tal como habían quedado, diez años antes,
con la entronización como Rey de España de Felipe V. Pero en España, en 1703, a causa del inicio de
la guerra antedicha, sigue Don Cosme, se abrió, como ya hemos visto, un
enfrentamiento civil.. que complicó las cosas, ya de por si difíciles de la
postcrisis que estábamos viviendo en España, y motivó, además, en los primeros
meses del año 1703, el reclutamiento forzoso en toda España, para ir a los
frentes de guerra abiertos. Había, pues, entre otros, que reclutar a los
correspondientes soldados de la región manchega –comenta D.Cosme- para la
formación de dos tercios completos, que habrían de estar integrados por el 1%
de los vecinos de todas y cada una las villas incluidas en el territorio
regional…. que serian elegidos por sorteo, entre los mozos solteros que fueran
considerados aptos para el servicio de armas”…
Manzanares -sigue D. Cosme-
tenía por aquel año, unos 1.100 vecinos.., y, por eso, le tocó seleccionar once
mozos… La carta que mandaba hacer las levas (reclutamientos), salió remitida
del Consejo de Castilla, sellada y rubricada por el Rey de España, en el mes
marzo de 1703, y los edictos de reclutamiento en nuestro pueblo, los promulgó,
y publicó, el alcalde mayor de Manzanares, el ya antes citado, Don Fernando
Antonio de la Mora y Ceballos, como representante del Rey en la villa…En un
primer sorteo, hecho el día 10 de abril, se eligieron once mozos, que fueron
enviados inmediatamente a la vecina villa de Almagro, para que se incorporasen
a los ejércitos de Felipe V..pero por causas no muy claras, el sorteo de
nuestro pueblo se invalidó y, desde Almagro, los soldados manzanareños
elegidos, fueron devueltos a nuestra villa, planteándose un nuevo sorteo… Este
segundo sorteo, fue preparado enseguida....y tuvo lugar el domingo día 15 de
Abril, cuando fueron convocados los mozos elegibles, y sus padres, en la Plaza
Mayor a las tres de la tarde. Al tiempo, se había publicado la lista definitiva
de los mozos del pueblo, en la que, supuestamente, solo faltaban los declarados
no aptos para el servicio de las armas.... Esa mañana del domingo 15 de Abril,
el pregonero y el alguacil de Manzanares, anunciaron la celebración del segundo
sorteo… “de viva voz y con tambor, en la plaza mayor y en las esquinas de San Sebastian
y plazuela de las monjas”. Obedeciendo al llamamiento del alcalde mayor, padres
e hijos afectados, se presentaron puntuales, a las tres de la tarde de aquel
domingo, en la Plaza Pública...Pero, sigue Don. Cosme- algo se adivinaba en el
ambiente, y en los corros que se estaban formando en la Plaza, que no auguraba
nada bueno acerca de lo que iba a suceder allí poco después… Pero esto, mi
querido cronista, por su enjundia y extensión, no cabe ya en esta crónica, que
ya fue de suficiente …
En el siguiente relato, sabremos, enseguida, el por que
de ese ambiente tan tenso que se advertía en nuestra Plaza Mayor, y que
motivaría en aquella tarde dominguera del 15 de Abril de 1703, nuestro
particular “Fuenteovejuna”…
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