Estaba en su ocaso
el Siglo de las Luces. -inicia así de lírico D. Cosme el relato- querido amigo,
cuando apareció en nuestra villa uno de los personajes más relevantes de la
historia de este gran pueblo. ni más, ni menos que Frey D. Pedro Alvarez de
Sotomayor, quien habría de ser Párroco de Manzanares y Pastor espiritual de sus
gentes en tiempos decisivos de la historia de España, cuando la invasión
francesa…
Tendremos ocasión de conocer, sigue D. Cosme, las muchas veces que
hablaremos de él en próximos relatos, que no solo era la máxima autoridad de la
Iglesia local en aquel proceloso tiempo; fue, además, por su enorme
inteligencia y capacidad de sobrellevar y controlar situaciones difíciles a
favor de muestras gentes, el auténtico y principal líder político-social de
Manzanares en las dos primeras décadas decisivas del Siglo XIX… Y nada más
exacto que el título del relato, continua D. Cosme, ya que el ilustre Pastor
que fue de nuestra villa, D. Pedro Alvarez de Sotomayor, tomó posesión de
nuestra Iglesia local, como su Cura Rector, el 22 de Enero de 1799, último año
de ese que se conoció para la historia como el Siglo Ilustrado o Siglo de las
Luces. Y puesto que aún estamos en la disertación de ese siglo de luces, lo que
habremos de hablar ahora, irá referido en exclusiva a ese último año de la
centuria ilustrada que, por cosas peculiares del destino, fue el primero de
Frey Don Pedro Alvarez de Sotomayor en la villa Manzanares de la Mancha…
Antes de referirnos a ese año, sigue D. Cosme, es conveniente hablarle de los
datos más relevantes en la biografía previa de D. Pedro Alvarez de Sotomayor,
que nos explican mucho del carácter y forma de ser de este extraordinario ser
humano… y, también, de cómo el destino de su trayectoria vital, le trajo,
finalmente, a Manzanares en un proceso no sencillo, que estuvo a punto de
abortarse, además, al poco de su llegada a nuestra villa. ese mismo año de
1799… Frey Sotomayor, continua, había nacido en Lucena en 1763, en el seno de
una familia noble de esa ciudad cordobesa, muy religiosa, que imbuyó el mismo
espíritu al pequeño Pedro. Como era bastante normal en muchas de las familias
hidalgas de aquella época, la infancia del pequeño Pedro transcurrió feliz y
sin grandes problemas, aunque desde sus primeros años, por deseo familiar, y
parece también que por una cierta inclinación personal, dedicó mucho tiempo a
los estudios religiosos…
Antigua imagen de Nuestro Padre Jesús del Perdón. |
Se sabe que, en su infancia y juventud, tenía una
particular devoción a la imagen bellísima de Nuestro Padre Jesús Nazareno de
Lucena, conocido como “El Viejo”.., y esto, que no forma parte de la historia
de Manzanares, viene a cuento, sigue D. Cosme, por las similitudes de esa
imagen con nuestro Cristo Arrodillado del Perdón, lo que no pasó, ciertamente,
inadvertido a D. Pedro cuando arribó a Manzanares, y se percató que la imagen
más devocionada en la villa se parecía mucho a la de su “Viejo”. Ese joven
feliz, que era Pedro Alvarez de Sotomayor, en sus años de Lucena, siguió esa
vida muy orientada a la religión, de la que no se sabe mucho más, pero que
terminó cristalizando su camino personal en 1784, cuando, con veinte años de
edad, recibe el documento escrito, que certifica, para la historia, la
superación por el joven Pedro Alvarez de Sotomayor de las pruebas necesarias
para profesar como sacerdote en la Orden de Calatrava… comenzando a perfilarse
su destino, y también el que, en lo particular, terminaría por conducirlo a
nuestro pueblo…
Superadas esas pruebas, al parecer con gran brillantez,
Sotomayor hizo los votos correspondientes a ese proceso, con particular
referencia al de pobreza, algo que siempre tuvo muy presente, y que explica su
intensa dedicación e implicación en las cuitas y problemas de los pobres y menesterosos,
que caracterizó toda su trayectoria vital… Desde aquel 1784, vistió el hábito
cisterciense de la Orden Calatrava, contándose que, muy pronto, los rectores de
la Orden que le iban conociendo, quedaban admirados de las virtudes,
inteligencia natural y dedicación del neófito Sotomayor… destacando enseguida,
también, por su capacidad natural de liderazgo, lo que, prosigue D. Cosme, se
concreta en la obtención de su primer cargo oficial en 1790, al ser nombrado
titular de la parroquia de Martos, en la provincia de Jaen…
Allí, continua D.
Cosme, Frey Sotomayor, se encontró muy a gusto en su labor pastoral, haciéndose
muy querido entre su feligresía durante nueve años, hasta que, en 1799, es
designado por oposición cura párroco de Manzanares... Pero, amigo cronista,
esa llegada a Manzanares no fue nada sencilla en sus preludios, por lo que
ahora voy a relatarle… Los martenses, sigue D. Cosme, “enamorados” de su
párroco intentaron por todos los medios el retorno a su pueblo de Sotomayor,
enviando, el 20 de Julio de 1799 (cuando D. Pedro estaba ya en Manzanares), un
escrito a la Orden Calatrava, donde destacaban con singular acierto, las
mejores virtudes de Frey Pedro Alvarez de Sotomayor, entre las que mencionaban,
como enseguida veremos, su atención concienzuda a los pobres, la propensión de
ayuda a presos y enfermos, y su extraordinaria capacidad docente de la
enseñanza doctrinaría… Ese documento, que figura en los archivos históricos de
la Orden, y en el que se pide la continuidad de Sotomayor en Martos, vale la
pena ser referido aquí, continua D. Cosme, por lo bien que destaca la virtudes
y valores principales de Sotomayor, pero también porque da constancia escrita,
y por tanto histórica, al hecho en si,..
Decía, entre otras cosas, que pedían
su retorno porque: “… les causaba el más doloroso sentimiento su traslado a la
villa de Manzanares, atendiendo a su notoria buena conducta,… sus moralidades…y
la exactitud con que procuró llenar el considerable cargo de su ministerio,
mirando con el mayor esmero a pobres, enfermos y encarcelados… y promover la
enseñanza de los niños… en los primeros rudimentos de nuestra santa fé”….
Sotomayor, sigue D. Cosme, sensible a estas demandas de los que, hasta hacía
muy poco, fueron sus feligreses, y habiéndose sentido, él también, muy a gusto
e integrado en Martos, a más de estar pasando muchas dificultades en sus
primeros tiempos en Manzanares, (algo que tendremos, pronto, ocasión de
conocer),… hizo también sus propias gestiones ante la Orden, para intentar
retornar como párroco a Martos,…. Pero, la Orden de Calatrava, muy estricta en
sus normas y reglas, no encontró motivos suficientes para ese retorno, y
reconfirmó a Frey Don Pedro Alvarez de Sotomayor, como párroco de nuestra villa
de Manzanares, no accediendo ni a la petición de los martenses, ni a la de
Sotomayor...
D. Pedro, quedó reconfirmado, de manera oficial, como cura rector
por oposición de la parroquia de Manzanares., cuando tenía 35 años de edad, en
plena madurez vital y espiritual y presumiendo de buena salud… Los siguientes
23 años, prosigue D. Cosme, enfatizando su discurso, por tanto, y para suerte
de nuestra villa, Frey Pedro Alvarez de Sotomayor, ejercería como gran pastor
de de Manzanares, siendo, sin duda alguna, importantísimo en el devenir
espiritual de nuestros paisanos de aquellos años, pero también de algo que, en
principio, no estaba previsto, y que ocurrió por mor de los aconteceres que
habrían de sucederse en los primeros años del Siglo XIX en España.. y, muy en
particular, en Manzanares, cuando la ocupación del territorio español por las
franceses, y la subsiguiente guerra de la independencia que tuvo lugar a
continuación… Y fue en ese difícil tiempo, y en esos años tan duros y
procelosos, cuando destacó enormemente, entre todas las personalidades de su
tiempo en Manzanares, la figura de Frey D. Pedro Alvarez de Sotomayor, que se
erigió en protagonista principal de todo lo que ocurrió en la villa de
Manzanares de La Mancha...Y hay que decir, sigue enfático D. Cosme, como
también tendremos ocasión de conocer en relatos que han de llegar, que
Sotomayor trató los numerosos, enjundiosos y gravísimos asuntos
político-sociales que aquí tuvieron lugar, con una gran inteligencia y
capacidad estratégica, en cada problema que tuvo que abordar, obteniendo casi
siempre el mejor resultado de los posibles para las gentes de su pueblo.
Y creo llegado el momento, comenta Don Cosme, de acabar este relato acerca de
la irrupción en la villa de Manzanares, en el ocaso del siglo de las luces, de
quien fue su principal personaje en los años inaugurales del siglo XIX, que
estaba a punto de comenzar.. Ya hemos explicado bastante de lo más importante
que constituía la personalidad de ese insigne ser humano que fue D. Frey Pedro
Alvarez de Sotomayor, pero aun nos queda por conocer las dificultades iniciales
que tuvo, tanto pastorales como personales…y que influyeron, incluso en su
salud, durante el primer año de su estancia en Manzanares.. Y de todo ello, de
los problemas que tuvo al inició de su acción pastoral en nuestra villa, con
las autoridades del concejo y otras instancias, así como de esos problemas que
tuvo en su salud, concluye D. Cosme, le hablaré en el próximo relato, tanto por
la intensidad y determinación con que trató sus cuitas con las autoridades de
la villa, (lo que muy pronto le granjeó la admiración y el respeto de todo el
pueblo, y del mismo Concejo y otras autoridades),….como por la curiosidad de
muchas de las cosas que al respecto de su salud dejó escritas el galeno que le
atendió en Manzanares, y que estuvieron a punto de abortar, antes casi de
iniciarse, en ese mismo año 1799, la que sería extraordinaria trayectoria vital
del insigne Frey D. Pedro Alvarez Sotomayor, en la no menos insigne villa de
Manzanares de la Mancha…
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