Las dos cartas que
autoridades, clero y feligresía de Manzanares habían enviado al Consejo de las
Ordenes y al Rey de España, comienza D. Cosme el nuevo relato, causaron tal
impacto en ambas instituciones que, contra lo habitual ante peticiones
similares al Consejo; que solía ser, ratificar la propuesta establecida
previamente si no existían causas de fuerza mayor,.. se tomó, finalmente, la
decisión que solicitaba el atribulado pueblo de Manzanares…y, mi querido amigo,
todo el proceso que condujo a ese cambio, tras la consideración de las dos
cartas enviadas desde Manzanares, será el objeto de esta crónica que no más
comienza, y que yo le propongo redactar ya mismo...
Probablemente, y según se
comentó por entonces, sigue D. Cosme, la influencia del Rey fue bastante
determinante, al quedar muy impactado por la determinación escrita del pueblo
de la villa de Manzanares de la Mancha….y no solo fueron las cartas, pues en
cada ocasión que tuvieron, en aquel mes de Noviembre de 1799, varios de los
firmantes abogaron particularmente por la petición que contenían las misivas,
ante las autoridades del Consejo que debían tomar la decisión… Con todo y con
ello, parece ser que fue el Rey quien más influyó a favor de lo que pedía la
gente de Manzanares; y eso a pesar que, en aquel momento, se vivía el
enfrentamiento de Sotomayor con el Comendador de Manzanares, Infante Antonio
Pascual… que, lógicamente, algo no muy positivo para la propuesta de la
permanencia de Sotomayor en Manzanares, debió aducir ante su propia Casa Real,
cuando fuese inquirido sobre la cuestión. Pero lo cierto es que, de ser así, no
fue óbice, para cambiar el ánimo positivo del Rey a la petición de la gente
manzagata...
Así las cosas, el Consejo decidió poner el caso, y la decisión
final, en manos y cabeza del propio Sotomayor… Seguramente, querido cronista, y
esto sigue en el contexto de mis propias conjeturas, continua D. Cosme, Frey
Sotomayor esbozaría una sonrisa de satisfacción y triunfo personal, al
comprobar que la estrategia conjunta con su recién estrenada feligresía,
lograba el objetivo buscado… y eso que, en verdad, D. Pedro estaba muy
preocupado por la muy posible influencia en contra de ese interés del
Comendador de Manzanares, Infante Antonio Pascual… Como acabo de decirle, sigue
D. Cosme, el Consejo de las Ordenes, contra su costumbre, dejó la decisión de
su destino en manos del afectado, he hizo llegar al propio D. Pedro las muy
mentadas cartas de Manzanares, (probablemente a finales de aquel mes de
Noviembre, cuando D. Pedro se encontraba en Madrid, haciendo los trámites para
su incorporación a Salamanca), para que considerase su contenido y, en función
de lo que allí se decía, emitiese él mismo, y lo antes posible, un informe
personal al Consejo de las Ordenes…
Consejo de las Ordenes. |
Y hay que decir, ahora, y por eso lo digo
–me sonrié un elocuente D. Cosme- que, aparte la sonrisa cómplice que esbozó
Sotomayor, al leer esas cartas, seguramente “inspiradas” por él en muchas de
sus frases … la intensidad y el sentimiento que demostraba la gente de ese
pueblo de Manzanares, a su favor, en los escritos (el mismo pueblo que tanto
coste personal y de salud le había causado, y al que, a pesar de ello, una vez
ratificado como su Pastor, había decidido servir a plenitud) le impresionó
profundamente, tal como él mismo contó alguna vez a sus más allegados e,
incluso, plasmó en la redacción de algunas de las homilías que dirigió a su
feligresía de Manzanares a primeros del Siglo XIX… y esa impresión profunda fue
determinante para acrecentar su decisión de quedarse definitivamente y a
plenitud, en Manzanares… lo que dejó también reflejado en el informe-respuesta
que Sotomayor remitió al Consejo de las Ordenes, el día nueve de diciembre de
1499…
Del escrito, que forma el núcleo del relato, entresacaré varios párrafos
significativos, me comenta Don Cosme, para su conocimiento y el de sus
lectores,…Por ej comienza, así: “Me llenan de consuelo los sentimientos de
Religión de aquelos fieles, y el amor que manifiestan a el ministerio
parroquial, y pasando a analizar el contenido del último de los escritos”…(y
Sotomayor, al analizarlo, dice lo que sigue)---“su representación tiene dos
partes; la primera describe la situación lastimera a que se vieron reducidos
(los fieles de Manzanares) por varios accidentes en la administración del pasto
espiritual y los deseos que les acompañan de que se repare esta pérdida…”.
Luego, Sotomayor, recuerda al Consejo en su carta que, a la vista del
nombramiento que le había asignado la orden en Salamanca, él había pedido al
Consejo su cese en Manzanares y que se designase para la villa a otro Párroco,
capaz de enderezar las numerosas carencias espirituales que él había encontrado
en Manzanares, y que consideraba precisaban de un párroco joven y con capacidad
suficiente para llevar a cabo las tareas. Sigue recordando al Consejo, lo que
sigue…”No tuvo efecto esa solicitud y el Consejo tomó las medidas que juzgó más
oportunas para combinar (en su persona) las urgencias de uno y otro destino; me
sometí a ellas con el más religioso respeto, sin reparar en los gastos que me
ocasionarían los viajes dilatados que tenía que practicar para cumplir lo
proveido”…y luego, Sotomayor, sutilmente, se alía con su pueblo de Manzanares,
y se ratifica así mismo, escribiendo esto… “el pueblo no se conformó, pues
conoce que en las actuales circunstancias no hay en él sujeto a quien confiar
su dirección por varios obstáculos morales y políticos que lo impiden, pues la
dirección de una feligresía debe prestarse por sujetos a quien ésta tenga
entera confianza . cuya virtud ha movido a aquellos fieles. Fijado en ellos
intentaba verificar la reforma espiritual que necesitaban, si no conforme a la
cualidad de sus exigencias, al menos con arreglo a mis débiles fuerzas; a nada
había dado principio, pues el corto tiempo que he servido al curato aún no ha
bastado para estudiar el genio y costumbres del pueblo y ganar el corazón de
sus habitantes, paso necesario para seguir con fruto la carrera del Ministerio
parroquial”....y, Sotomayor, sigue D. Cosme, hace aquí un alarde de falsa
modestia, pues siendo evidente lo que opinaba de su persona la gente de
Manzanares en sus cartas, prefiere disimularlo para resaltar lo mucho que le
quedaba por hacer en la villa. incluyendo conocer y ganarse a esa gente,
(obviamente ya ganada), para las muy necesarias y numerosas reformas que
precisaba Manzanares .
Luego, D. Pedro, hace mención en su escrito a los
problemas de salud que tuvo al llegar a Manzanares, afirmando que los tiene ya
controlados, y así, hacer ver al Consejo que eso ya no será un problema para
abordar las tareas pendientes en nuestra parroquia…y dice que …”teniendo
tomadas medidas para su extinción… ….despreciando estas causas hasta el
presente que me sea lícito, debo restituirme a servir la Parroquia de
Manzanares, ayudando a los fieles que la componen en cuanto pueda, creo deber
hacer este sacrificio en obsequio de la Religión y del Estado, para cuyo
efecto, con todo el derecho que tengo a el Rectorado del Colegio de Calatrava,
renunciándolo según toda forma de derecho, y no porque me juzgue colmado de
todas las cualidades necesarias para la dirección de la Parroquia, pues el
conocimiento de las muchas que me faltan me ha determinado a solicitar mi
traslación una y otra vez, sino es porque interín esté a mi cargo, debo hacer
en su obsequio cuanto alcancen mis fuerzas, lo que no puedo verificar en mi
ausencia”…
Es de admirar, en este párrafo, comenta D, Cosme, la inteligencia estratégica
de Sotomayor, puesta en conseguir su objetivo de quedarse en exclusiva en
Manzanares… D. Pedro comenta que renuncia a su derecho al Rectorado,
mostrándolo como un sacrificio personal, tanto más cuando lo hace para asumir
en plenitud los deberes que tiene en Manzanares, algo que para él es una tarea
no especialmente grata, como demuestran las varias solicitudes que había hecho
para ser trasladado a Martos…De este modo, sigue D. Come, deja abierta, en
benefició de ese objetivo, la segunda parte de su carta, en la que se refiere
al deseo de los feligreses de Manzanares, expresado en las dos cartas que
remitieron a la Orden y al Rey,…. y dice sobre esa feligresía, aludiendo a
párrafos de sus cartas, continua D. Cosme, lo siguiente: “La segunda parte de
la representación contiene las cualidades que constituyen y hacen recomendable
la persona de un buen párroco, atribuyéndolas a él mio los representantes
(firmantes de las cartas)…”…Y, otra vez, muy inteligentemente por su parte,
comenta D. Cosme, Sotomayor, continua escribiendo su carta de la siguiente
manera;… primero elude pronunciarse sobre si mismo y, después, pone los anhelos
expresados por la gente de Manzanares en manos de la voluntad de la Orden y del
Rey,... algo que, escrito como D. Pedro lo escribe, resultaría muy difícil de
rechazar para ambas instituciones (Orden y Rey)... el brillante e inteligente
párrafo de la carta de Sotomayor al respecto dice:.. “en esta parte ni puedo ni
debo decir nada, el Consejo estará instruido de cuanto debe saber en esta
parte, y si le falta algún conocimiento, lo tomará menuda y escrupulosamente
para informar a S. M., pues siendo éstas el relato de la representación, el
pueblo es acreedor a las bondades de su soberano”…..Y puesta en suerte la
cuestión, comenta D.Cosme, Frey Don Pedro Alvarez de Sotomayor se justifica en
su escrito, ante Orden y Rey, aún más de lo que lo había hecho, con las
palabras del último párrafo de su carta; “No sea visto por esto querer
separarme de servir a la Orden en cuanto pueda, pues su ilustre y esplendor en
sumo grado me interesan”...y, añade con sutil y muy inteligente oportunidad,
dice D. Cosme, la referencia a un hecho circunstancial de esas fechas, que le
servía como “anillo al dedo”, para el logro de su objetivo. ..“En confirmación
a esta verdad, (sigue escribiendo Sotomayor).. teniendo entendido que el señor
conde del Carpio. Ministro del Consejo, se halla de orden de S. M. efectuando
la visitación del convento de Calatrava en la villa de Almagro para el mejor
establecimiento de la Orden.....por medio de una sabia instrucción, a cuyo
efecto se trata de la reforma y extensión... del Colegio a la referida
Universidad, aunque no me crea con la instrucción suficiente para tan
importantes objetos, si S. M. o el Consejo me destinase para alguno de ellos
algún día, podría cuando no otra cosa, acreditar mi subordinación, pues sin
desatender a los feligreses de Manzanares podría socorrer en lo que me
destinare, por la inmediación de las dos villas”….y, D. Pedro, rubrica su
informe-carta de esta manera: “Es cuanto en mi conciencia y en beneficio de la
Orden puedo decir”….. Madrid 9 de diciembre de 1799—frey don Pedro Alvarez de
Sotomayor
Orden de Calatrava. |
A la vista de esta carta perfectamente argumentada por D. Pedro Alvarez de
Sotomayor, e imbricada de manera tan sospechosamente perfecta con las del
pueblo de Manzanares, el Consejo de la Orden de Calatrava, sabedor, además, de
lo que el Rey quería, no tuvo otra opción que suspender el nombramiento de
Alvarez de Sotomayor para el Rectorado del Colegio salmantino de la Orden
Calatrava, Y espero, mi querido cronista, que todo esto le baste para concluir
ya el relato, pues ya sirvió para dar cuenta de cómo Sotomayor quedó
reincorporado, y de manera exclusiva, tal cual él y el pueblo querían, como el
máximo Pastor de almas de la insigne villa de Manzanares,… asistiendo ya como
su Párroco en exclusiva a la reunión del Cabildo celebrada el 29 de diciembre
de 1799… Se terminaba el Siglo Ilustrado, objeto hasta ahora de estos relatos,
e iba a comenzar el Siglo XIX, donde nuestro Pastor reconfirmado sería el
principal protagonista humano de los primeros años de aquel siglo en
Manzanares, como habrá ocasión de conocer en las crónicas que han de llegar,
donde hablaremos mucho de Sotomayor, pero también de muchísimas otras gentes
importantes y de cosas que sucedieron, o por las que se habló, de la villa de
Manzanares de La Mancha..
No hay comentarios:
Publicar un comentario