El 2 de Junio de 1960, Melchor Díaz-Pinés Pinés, redacta la siguiente crónica para el Diario madrileño " YA ".
Han sido hallados unos antiguos documentos que esclarecen el primitivo nombre de Manzanares, allá por el siglo XI, tiempos anteriores a la institución de la Orden de Caballeros de Calatrava.
Estos documentos mencionan la existencia de una aldea o lugarcillo ganadero, que se llamaba Argamasilla de Pilas Horras, cuyas norias o pozos de sus abrevaderos aún subsisten, uno en los soportales de las viejas Casas Consistoriales, junto a la entrada de la Biblioteca Lope de Vega y el segundo, en el corralillo de la Parroquia de la Asunción.
En el mismo siglo XI ya empezó a poblarse esta aldea, un siglo antes de que se instituyera la Orden de Calatrava en el año 1158, siendo Pontífice Adriano IV y Rey Don Sancho III. Fue aprobada por el Papa Alejandro III, en 1164 y confirmada por el Padre Santo Inocencio III, en el año de 1198.
El mayor impulso que recibió la repoblación de Argamasilla de Pilas Horras fue en el año 1229, reinando Fernando III el Santo y Dña. Berenguela, los cuales pernoctaron en esta villa diez años después, cuando aún se estaba construyendo el célebre castillo, que rememorando sus orígenes fue llamado de Pilas Horras, aunque ya el aglomerado urbano se llamase Manzanares. Este nombre le fue dado por ser los Caballeros de este apellido, que procedían del Valle de San Millán (Navarra), los que la repoblaron, por deseo de San Raimundo de Fitero, fundador de la Orden de Calatrava.
Con estos documentos hallados puede quedar despejada, en parte, la incógnita que muchos manzanareños tenían sobre los orígenes de nuestra villa.
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