El 16 de Marzo de 1958, Melchor Díaz-Pinés Pinés redacta para la Agencia Cifra, la siguiente reseña histórica.
Hace ahora 737 años que las Ordenes Militares de Calatrava y Santiago, marcaron una pauta para la posteridad, al establecer un Pacto de Hermandad, que fue solemnemente firmado en el Convento de Calatrava la Nueva en el año 1221.
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Este pacto de mútua ayuda contra el enemigo común, el ejército musulmán que dominaba Andalucía y efectuaba continuas incursiones en estos territorios, fue valioso puntal y avanzada definitiva que contuvo al invasor, para que ya en plan definitivo ondease la enseña nacional en sus pueblos, que hasta entonces tan pronto eran musulmanes como cristianos, sufriendo los vecinos horribles represalias, sembrando la desolación y la ruina en lugares como Moratalaz ó Aberturas, que llegaron a desaparecer.
Para que este Pacto fuera de toda la eficacia requerida entre los antiguos Obispados de Oreto y Montesa, se concertó el amojonamiento y partición de tierras, que en poco diferían de las fronteras marcadas tiempos atrás por los Reyes de Castilla.
En su consecuencia, tuvo lugar en la entonces preeminente villa de Membrilla, la reunión de Don Martín Ruíz, Maestre de la orden de Caballería de Calatrava, con Don Rodrigo Heñiguez, de la Orden de Santiago, para pactar los acuerdos de hermandad necesarios que permitieran no alterarlos jamás.
Este fue uno de los pactos de amistad y ayuda de más trascendencia en el siglo XIII y preparó convenientemente el terreno hasta las estribaciones de Sierra Morena para que, no solo en la Batalla de las Navas de Tolosa, sino posteriormente, la victoria fuera más rotunda y definitiva para las armas españolas.
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