¿Damos un paseito por Manzanares?

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Todo cuanto vas a encontrar en él, es una muestra de cariño y admiración a un padre, MELCHOR DÍAZ-PINÉS PINÉS, uno de esos tantos padres del mundo que creen en la familia y luchan por ella, que aman a su tierra, que la trabajan y reivindican con constancia. Es posible que los manzanareños más jóvenes pudieran encontrar en el blog algunos hechos, sucesos, curiosidades, costumbres que ya han desaparecido, que quizás hayan escuchado de sus antecesores o, simplemente, que no conocen y puedan resultarles de interés.

¡Nada más, amigo/a! Gracias por estar con nosotros, con su familia y su sempiterno recuerdo.

HERMANADAS.

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M A N Z A N A R E S, en La Mancha.

viernes, 5 de marzo de 2010

Un río, en Abenójar, cuyas arenas llevan oro.




El 1 de Abril de 1961, Melchor Díaz-Pinés Pinés realiza esta pequeña crónica periodística sobre la villa de ABENÓJAR.


Existe en las inmediaciones de Abenójar un río, llamado " Ojalara", que en castellano se traduce por " Hoja de oro ", modesto río en cuyas arenas se ha descubierto recientemente la existencia de oro, según análisis realizados por organismos competentes y que demuestra que en sus inmediaciones existieron yacimientos auríferos y argentíferos.


La Historia hace llegar a nuestros días la fecha del 15 de Abril de 1599, en la que el Rey Don Felipe III, autorizaba a Ruíz de Espinosa a explotar las minas de oro y plata existentes en el paraje conocido por " Villagutiérrez ". En este lugar se encontraba la mina " Albertos " como la más importante de todos los pozos que existían en aquellos parajes, incluso se habla de la mina " Valdeinfierno ", que también se explotaba por entonces.


Los procedimientos rudimentarios empleados en aquellos tiempos por sus explotadores no les permitía achicar el agua, que manaba en abundancia, por lo que las minas fueron abandonadas hasta que en el año 1605, Juan de Oviedo y Treviña solicitaron la continuación de los trabajos, que le fueron adjudicados. Se formó entonces una colonia para oficiales y trabajadores, constituida por cerca un centenar de chozas, también una casa-fundición con dos hornos y varias fuslinas y otras dependencias de menor importancia, llegando a cifrarse el censo de mineros en más de trescientos hombres.



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