El 19 de octubre de 1962, Melchor Díaz-Pinés Pinés, saludaba con este reportaje el comienzo de la campaña vínicola, en crónica enviada a la 'Semana Vitivinícola'.
¡¡Saludos, amigos!!.
Manzanares, este bello rincón de la Mancha os saluda con sincero afecto. Sus "hombres del vino", se complacen en anunciar por conducto de este tan importante órgano difusor, que la hora "H" ha llegado para los nuevos caldos de esta nueva añada.
Sus vinos ya están a punto. Pronto serán objeto de satisfacción para amigos y simpatizantes, que en toda la extensión geográfica de nuestra Patria, se cuentan por millones.
Estos vinos de Manzanares, fruto selecto de sus pagos viñeros que como Las Mayorgas, Villaescusa, Navashondas, las Moralas, Casa de Don Pedro, Navaseca, Corpas, Pedro Alonso y tantos y tantos parajes privilegiados de su término municipal, famosos desde siglos, son timbre de gloria para los nativos y para España entera. Por seguro puede darse que hubieran sido enaltecidos cual merecen y realzados en sus versos y escritos por aquellos hombres que "en España han sido", como Hesíodo, Virgilio, Homero, Baltasar de Berceo, El Arcipreste de Hita, Lope de Vega y en nuestros tiempos modernos, por los hermanos Alvarez Quintero, Alcaide y otros buenos prosistas y poetas.
Baltasar de Alcázar, ya cantó a los vinos nuevos estrofas tan inspiradas - porque lo da el vinillo - como las conocidas de:
Porque aquí llego sediento
pido vino de lo "nuevo",
mídenlo, dánmelo, bébolo,
págolo y voime contento.
Y es porque estos vinos de la paradisíaca zona de Manzanares, prestigian a la Mancha donde todo es llaneza y verdegueo de una riqueza viñera que no tiene fin. Son vinos difícilmente igualables; excelentes, equilibrados, sanos y bien constituidos, a los que todo adjetivo cuadra de maravilla. y es que, este transparente, tiene un "aquél"; un distintivo que le imprime un sello inconfundible; un todo armónico que agrada con especial significación al más exigente paladar.
Son vinos de mesa pero también de copeo. Dígalo si no, el ya célebre vino " Marisquero", blanco palidísimo que en nada tiene que envidiar a los vinos más afamados. La Mancha tiene ese don; el que sus vinos son altamente estimados por lo que tienen de agradables. Si los abstemios bebieran una sola vez este blanco incomparable de Manzanares, a buen seguro que claudicaban de sus infundadas negaciones. Porque probar esa dicha del buen beber es un encanto que arrebata y subyuga hasta el paroxismo. ¡Ese es el vino de mi tierra manchega!
Manzanares está en pie para recibir con los honores que merece a la nueva campaña vinícola, que siempre llega con interrogantes. Los foudres y cisternas, como igualmente la ingente prole de cubas de mil tamaños, están dispuestos para recorrer millares de kilómetros pregonando las virtudes y excelencias que contiene sus entrañas. Estos vinos son " deleitosa recreación " y que marcan una era en la gastronomía del mundo civilizado. Son el producto de los nuevos estilos de una España siempre joven y poseedora de inquietudes creadoras...¡Es el genio de la raza! ...
¡Por todo ello, bebe vino, amigo!
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