¿Damos un paseito por Manzanares?

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Todo cuanto vas a encontrar en él, es una muestra de cariño y admiración a un padre, MELCHOR DÍAZ-PINÉS PINÉS, uno de esos tantos padres del mundo que creen en la familia y luchan por ella, que aman a su tierra, que la trabajan y reivindican con constancia. Es posible que los manzanareños más jóvenes pudieran encontrar en el blog algunos hechos, sucesos, curiosidades, costumbres que ya han desaparecido, que quizás hayan escuchado de sus antecesores o, simplemente, que no conocen y puedan resultarles de interés.

¡Nada más, amigo/a! Gracias por estar con nosotros, con su familia y su sempiterno recuerdo.

HERMANADAS.

HERMANADAS.

M A N Z A N A R E S, en La Mancha.

martes, 29 de diciembre de 2015

PRÓLOGO.- MANZANARES, 1912. RELATOS DE PEDRO VILLARROEL GONZÁLEZ-ELIPE.

Antes de comenzar con las publicaciones de 'Relatos de 1912, de Pedro Villarroel González-Elipe, parece lógico publicar la dedicatoria que el mencionado autor, realiza a mi padre, Melchor Díaz-Pinés Pinés, que fue su amigo desde siempre. 



Dicha dedicatoria, realizada por Pedro, que a continuación reproduzco, justifica la publicación de estos relatos en el presente 'blog', ya que además de amigos, ambos fueron y son, magníficos reporteros en pos de la noticia, el primero, cámara en ristre, bicicleta y bolígrafo y Pedro, el más joven, narrador vocacional de la pasada historia de su pueblo de nacimiento, que coincide con el de Melchor, ese lugar de la Mancha al que todos conocen por Manzanares, elegido como el más hermoso -tal como indica la seguidilla - entre dos mil lugares de la vasta llanura castellana.

Agradecer a Pedro esta dedicatoria es lo menos que puedo decirle. Quedar en deuda con él para siempre, por tantas cosas, es obligado por mi parte. MUCHAS GRACIAS.

".. Allá por los 60, yo era un niño inquieto y muy curioso. No se cuando fue, tendría yo entre 9 a 10 años,... una tarde, mi madre me hizo el encargo de ir a la librería de Melchor a comprar un libro, o quizás una revista...Lo cierto fue que, por allí, estaba Melchor, hablando con su hija Tere.... (Yo sabía de él antes por mi familia, incluso habíamos cruzado algunas palabras, en ocasión de que él me regalara alguna chuchería cuando pasaba por la acera de su tienda, que estaba cerca de mi casa)....pero el caso es que, aquel día, no se cómo ni por qué, se estableció una conexión mágica entre el niño que yo era y ese personaje de porte tan característico que era Melchor...vivaz, inquieto...pero, a la vez, irradiando una seguridad y sosiego que percibía perfectamente quien conversaba con él...Esta fue mi primera conversación con Melchor. Me fascinó de inmediato la similitud de mucho de su personalidad, e incluso gestos, con los de mi padre...y, además, me impactó esa pulsión tan suya de reportero, el instinto de plasmar en imagen o escritos la actualidad o las cosas históricas de su pueblo, pues eso, justamente eso, representaba una de mis ensoñaciones de niño ...


Tener enfrente a una persona que me estaba diciendo que los reportajes que elaboraba, podían aparecer luego impresos en un periódico de Madrid, o incluso del extranjero, para un niño que aun no conocía nada más allá de los límites de su pueblo, resultó maravilloso... saber que, en esa tienda tan cercana a casa, existía alguien que era capaz de hacer reales esos sueños infantiles, no hizo otra cosa que aumentar, día a día, mi admiración por Don Melchor Diaz-Pinés. 

El, Melchor Díaz-Pinés, fue, pues, quien, definitivamente, tras esa conversación, me hizo saber que, por qué no, quizás algún día, que parece haber llegado ahora, yo escribiría sobre mi pueblo de Manzanares...Melchor, sin duda, al hacerme ver eso, insufló mi ánimo inquieto de la certidumbre de lo posible, manteniendo una inquietud que, si no media ese encuentro, se hubiera perdido...y, ahora, me salen estos torpes escritos  que, de otro modo, nunca hubiera hecho... Conversamos luego más veces, antes de venir yo a Madrid a estudiar Medicina, ahondando siempre en los mismos temas...Aun no sabía que, pasado el tiempo, nuestros caminos se iban a cruzar de nuevo en el momento en que tuve la responsabilidad de diagnosticar la enfermedad que acabó con su consciencia, pero no con su dignidad de gran hombre...

Valga todo esto, como particular homenaje a quien tuvo la virtud de hacerme ver que los sueños, estos sueños de escribano, podían hacerse realidad...y qué mejor sitio para ello que ese 'Blog' que, amablemente, me ofreces Manuel, su hijo... Yo lo he mirado muchas veces para mis escritos, incluso he copiado, en ocasiones, casi literalmente sus contenidos...Yo sé, Manuel, que tú hiciste el 'Blog' en honor y memoria de tu padre, Melchor... "in pectore", director de esa publicación...

Solo por eso, para mi, por tanto, sería un honor que me incluyas en la plantilla de sus reporteros.

Un abrazo.
  

Pedro Villarroel.

OTRO para ti, amigo Pedro.
Manuel Díaz-Pinés.




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