El 29 de Junio de 1960, Melchor Díaz-Pinés Pinés redacta esta breve reseña sobre los caminos pastoriles, para la Agencia Cifra.
Los caminos pastoriles fueron los precursores de las grandes carreteras españolas. Más tarde se transformarían en las Cañadas Reales que aún subsisten. Según algunos historiadores, tales como Calderón y Guillén, estos caminos ya existían cuando los ejércitos romanos llegaron a España y se demuestra el grado de civilización de los antiguos pobladores porque ya en aquellos tiempos se señalizaban los caminos, apareciendo figuras labradas en piedra que representaban toros y cerdos celtíberos, señalando distancias a otros lugares, orientaciones y anchuras de los caminos.
Se ignora la época en la que las Cañadas Reales fueron construídas pero sí se conoce que en el siglo XIII, Alfonso X el Sabio legisló sobre las mismas, basándose en la legislación visogótica del Fuero Juzgo. La vigilancia de las Cañadas Reales estaba confiada al Concejo de la Mesta, organismo que más tarde fue absorbido por la Asociación General de Ganaderos del Reino, que asumió la regulación de las vías pecuarias, hasta el advenimiento de la II República. En la actualidad dependen de la Dirección General de Ganadería, íntimamente ligada al Sindicato de Ganadería, al que pertenece la Asociación General de Ganaderos.
Las Cañadas Reales de España son:
La Cañada Real Leonesa, que atraviesa las provincias de León, Palencia, Valladolid, Segovia, Avila, Madrid, Toledo, Cáceres, Badajoz hasta Sevilla.
La Cañada Real Soriana, que naciendo en la provincia de Logroño, pasa por las de Soria, Guadalajara, Madrid, Toledo, Ciudad Real, Sevilla, para terminar en Granada.
La Cañada Real Segoviana, que nace en esta provincia, cruzando Madrid, Toledo, Ciudad Real, Córdoba, Sevilla, Cádiz y termina en Algeciras.
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