.
Hoy, mi querido
plumilla, comienza D. Cosme el relato, le hablaré de la historia de dos puentes
históricos de este pueblo… y viene a cuento el hacerlo ahora, porque ambos se
construyeron, en la parte final del Siglo XVIII que estamos considerando. Nada
se comenta de ellos en el Catastro de la Ensenada, sigue D. Cosme, pues a la
fecha que se escribieron esas relaciones todavía no existían, y eso lo sabemos
porque esos puentes se hicieron para “salvar” el curso de las “madres” vieja y
nueva del río Azuer, cuando la obras de construcción del “Camino Real de
Andalucía” llegaron a Manzanares, allá por la séptima u octava década del Siglo
de las luces…
Esa datación aproximada, sigue D. Cosme, viene testificada en la
historia escrita de nuestro pueblo, cuando se habla de ellos, por primera vez,
en otra de las relaciones descriptivas de España, hechas al final del Siglo
Ilustrado…me refiero, querido reportero, a las “Descripciones del Cardenal
Lorenzana”… que, en lo referente a Manzanares, fueron redactadas por un cura de
nuestra villa, apellidado Camacho y Zarrascón, quien comenta y da fe en lo que
escribió para esas descripciones de la existencia de los puentes, en 1789, del
siguiente modo: “Hallase confinante a las murallas de esta población un río que
dicen Azuel a la parte del mediodia y poniente”;….. “…para la entrada a este
pueblo desde la Andalucía tiene dicho río dos puentes y una calzada desde una a
otra puente, las que son de piedra con sus pasamanos y mogotones de lo mismo:
la una puente con cinco ojos y la otra con tres y dos bahenes o desaguaderos,
para la libertad de este pueblo en las avenidas, los que nacen de dicho río
immediato a esta villa y finalizan en el a corta distancia”….
Y esos dos
puentes, muy pronto, sigue D. Cosme, serían elementos claves en la
infraestructura funcional del río Azuer, quedando, ya para siempre, integrados
en la historia de muchas historias de la magnífica Villa de Manzanares de La
Mancha… A esta hora, y momento, habrá ud. advertido ya que los dos puentes a
que me estoy refiriendo, y que fue preciso construir para que el citado Real
Camino de Andalucia pudiese vadear nuestras dos “madres”, no son otros
que:..primero, según el camino llega al pueblo, desde el sur, el llamado
“Puente de los Pobres”,… que sirvió para techar el curso de la “madre vieja”…y,
segundo, el conocido como “Calicanto”, situado unos 200 metros hacia el
norte, a la misma entrada del núcleo urbano y colindante a la majestuosa
Fabrica de Harinas que tiene este pueblo…y que sirve para “techar”, en este
caso, a ese canal artificial, que el brillante imaginario hidráulico y
horticultural de nuestros ancestros de primeros del siglo XVI, y que conocemos
en el pueblo como la “madre nueva”, supo crear para mejorar la riqueza de los
quiñones de tierra próximos a sus aguas, y dar vida a los ingenios molineros
que tiene al final de su curso, desde mediados de aquel siglo XVI, concluye un
grandilocuente D. Cosme…
Pero sigue, habrá ud de conocer, enseguida, que estos
puentes no tienen historia propia solo por el hecho de ser un simple techo de
los cursos de un rio,…son bastante más que eso!!… tienen una historia
particular, que les confiere ese carácter histórico, como dará fe, muy pronto,
lo que, gustosamente, le voy a contar… que habrá de constituir el núcleo
central del relato. Debo aclararle antes, a usted y a sus lectores, que la
política centralizadora que los Borbones llevaron a cabo, desde su
entronización en el Reino de España, fue lo que motivó, entre cosas, la
necesidad de desarrollar y adecentar los diferentes caminos que comunicaban la
capital con el resto de las regiones y ciudades importantes de España… En ese
sentido, y en lo que afectaría sustancial y positivamente a Manzanares, al
final del Siglo ilustrado, continua D. Cosme, destacó la decisión de los
ingenieros del Real Camino de Andalucía, que pasase por la villa de
Manzanares....y esa decisión vino de la mano del lugar donde se construyó el
paso que comunicaría las provincias de Ciudad Real y Jaén, cruzando Sierra
Morena, por el llamado paso de Despeñaperros…
El Calicanto. |
Desde ese punto, y hacia el
norte, buscando la capital del reino, el camino terminaría por atravesar
nuestra villa, tras pasar antes por Almuradiel y Valdepeñas.. Ya hemos hablado
en anteriores relatos de la importancia que eso tuvo en el desarrollo de las
actividades comerciales y la hostelería de Manzanares, por las posadas y
mesones que se edificaron en la villa en aquel tiempo, al albur del incremento del
tránsito de personas por el remozado Camino Real de Andalucía… Pero en lo que
concierne al relato, y a lo indicado en su título, importa saber que, cuando
sus ingenieros llegaron a Manzanares, se encontraron que, por donde había de
pasar, a las afueras del pueblo, era necesario construir los dos puentes ya
citados, para vadear los dos cursos de agua de las madres vieja y nueva del
Azuer, Y, como en otras villas por las que pasó ese Camino, al llegarle el
turno a Manzanares, los ingenieros responsables de su construcción se
personaron en el Ayuntamiento, para evaluar con nuestras autoridades locales,
la traza que el camino debería seguir a través de nuestra villa….Informaron que
los arreglos y obras de solado correrían a cargo de las arcas reales, así como los
costes de posibles indemnizaciones a los paisanos, en el caso que el camino
atravesara terrenos de alguno de ellos...
En esa reunión se decidió, por ej, que
el Camino Real de Andalucía, surcase la villa, siguiendo el mismo trayecto que
el de la cañada real soriana, es decir avanzando hacia el pueblo desde el cerro
del Cristo de la Agonía, hasta llegar al Paseo del Río, para girar a izquierda
y luego penetrar en el caso urbano de la villa, por la calle del Mayorazgo,
atravesándola completamente, y en línea recta hacia el norte, por la citada
calle y, después, sucesivamente, recorriendo: Trompas, Toledo y Vereda, para
salir, por el norte de la villa, hacia Villarta de San Juan…
El Calicanto, junto al Parterre, principios del siglo XX. |
Cuando los
responsables del camino comentaron la necesidad de construir los puentes,
nuestros avispados mandatarios, muy versados desde antiguo en la eficiente
utilización de las aguas del Azuer, y sabiendo que la cosa les salía gratis
(dice con sorna D. Cosme), sugirieron a los ingenieros la posibilidad de
construirlos con una estructura determinada, que sirviese para mejorar aun más
esas posibilidades… Con esa idea, se diseñó un complejo, a la vez que simple y
singular, sistema de compuertas y desniveles en el puente del Calicanto, que, a
partir de ese momento, permitiría regular el flujo del agua de la madre nueva
hacia los quiñones aledaños al paseo del río, en la zona denominada “Isla
Verde”, y la que, finalmente, llegaría hasta el Molino Grande... A ese ingenioso
sistema, añadieron otra buena idea, la creación de otro canal artificial,
paralelo al camino, que podría portar agua desde el calicanto al puente de los
pobres, lo que permitía derivar, de manera inmediata, en tiempos de crecida, el
agua de la madre nueva (antes de entrar al pueblo) hacia el puente de los
pobres y el curso original de la madre vieja…
Además de prevenir inundaciones,
ese nuevo canal, permitiría mejorar el riego de los quiñones adyacentes a él, y
paralelos al Camino de Andalucía, en los 200 metros que separan
ambos puentes. Los argumentos de nuestros expertos ediles, continua D. Cosme,
debieron ser muy convincentes, puesto que los ingenieros construyeron los
puentes, exactamente como se les sugirió, de modo y manera que la previsión
inicial quedó sustancialmente modificada, de cómo iba a ser, a como puede verse
hoy...
Puente de los Pobres. |
Ahora le propongo, querido amigo, sigue D. Cosme, dar un paseo, para
concluir el relato, para que ud compruebe directamente todas esas cosas.. y
para que yo le pueda dar a conocer un poco más de la historía de esos dos
puentes, y el por que de sus respectivos nombres…. Y dicho y hecho, como la
charla se desarrollaba en el Casino Primitivo, D. Cosme y yo, bajamos el tramo
de la calle de la Cárcel hasta el parterre y en un “pis-pas” nos encontramos a
la altura del Puente del Calicanto, al que llega la “madre nueva” bastante
nutrida de agua, por el lluvioso invierno que tuvimos… Al llegar, observamos
las caídas de agua y como los ojos del puente, en su parte más sureña casi ni
se ven por el caudal que los atraviesa.. A este puente, sigue D. Cosme, se le llama
“Calicanto”, pues, según se cuenta, la Orden de Calatrava ordenó que se hiciese
a “cal y canto”, y de ahí la contracción del nombre, “calicanto” con el que se
le conoce, aunque luego se revistiera de cemento…A este puente, algunos le
llaman también ” el de los cinco ojos”, para diferenciarlo del Puente de los
Pobres, conocido por “el de los tres ojos”…
En realidad, sigue D. Cosme, hoy
día, ninguna de esas cosas son ciertas, pues, el calicanto, aunque ahora mismo
usted puede observar la parte alta de esos cinco ojos, en verdad tiene seis,
pero el sexto solo se aprecia cuando el canal baja seco, ya que es un ojal de
muy baja altura… Aunque ahora es difícil explicarle como funciona, basta con
que sepa que, a través del complejo sistema de desniveles y compuertas de esta
parte del puente y, cruzado el camino de Andalucia, de las que dan salida, por
un lado, a la “madre nueva” y, por el otro, al canal que se dirige al puente de
los pobres, se logra la distribución de las aguas a voluntad de los paisanos, y
en función de los diferentes avatares de la naturaleza climática y de las
necesidades de regantes y molineros…
Por último, D. Cosme y yo, seguimos camino
arriba hacia el Cristo de la Agonía hasta el “Puente de los Pobres”, que, me
dice, se denomina así, porque era un lugar donde se colocaban los guardias de
Manzanares por aquel tiempo, como a modo de aduana, para identificar a los
transeúntes que llegaban al pueblo, impidiéndoles la entrada si se daba el caso
que fuesen indigentes, muy frecuentes por aquella época… Por esa razón, se le
llamó así; y es que, además, cuando el cauce estaba seco, servía para dar
cobijo, bajo sus ojos, a esas pobres gentes a quien se les impedía entrar al
pueblo...Como en el caso del Calicanto, a este puente, también se le conocía como
el de “los tres ojos”, algo que era cierto en su momento original, cuando
solamente daba techo a la “madre vieja”, pero que dejó de serlo, al ampliarse
el puente, con otros tantos ojos, para dar salida al nuevo canal de desagüe que
se construyó desde el calicanto.
Termine usted ya el relato, querido cronista, pues ya dio de si lo conveniente
para que sus lectores tengan el conocimiento debido del como, y de muchos por
qués, de estos dos puentes históricos y del Real Camino de Andalucía, a su
paso por este insigne pueblo, lleno de historia, que se llama Manzanares de La
Mancha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario