¿Damos un paseito por Manzanares?

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Todo cuanto vas a encontrar en él, es una muestra de cariño y admiración a un padre, MELCHOR DÍAZ-PINÉS PINÉS, uno de esos tantos padres del mundo que creen en la familia y luchan por ella, que aman a su tierra, que la trabajan y reivindican con constancia. Es posible que los manzanareños más jóvenes pudieran encontrar en el blog algunos hechos, sucesos, curiosidades, costumbres que ya han desaparecido, que quizás hayan escuchado de sus antecesores o, simplemente, que no conocen y puedan resultarles de interés.

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HERMANADAS.

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M A N Z A N A R E S, en La Mancha.

miércoles, 26 de diciembre de 2018

195). RELATOS PEDRO VILLARROEL. MANZANARES 1912: CON LA IGLESIA…. SIEMPRE HEMOS TOPADO.



Pues si, mi querido reportero, comienza D. Cosme el relato… incluso en países como España, donde los gobiernos civiles y religiosos han estado muy interrelacionados a lo largo de su historia, defendiendo muchas veces intereses comunes.. es de considerar que aunque la Iglesia tiene como principal objetivo el cuidado de los espíritus, no ha dejado ser una constante su determinación en la defensa a ultranza de sus intereses terrenales… y su enfrentamiento, si preciso resultase, con los poderes civiles que controlaban esos asuntos mundanos, dice con indisimulada socarronería D. Cosme... Y este tema, continua, será el meollo del relato, y lo título con una frase conocida del Quijote, que lo evoca muy bien…


El siglo ilustrado, como va de sabido, continua D. Cosme, supuso una revolución de las conciencias y del pensamiento que, entre otras cosas, comenzó a separar en todos los grupos humanos de Europa el mundo civil del religioso, al menos en cuanto a espacios y competencias… las terrenales empezaron a quedar, cada vez más, bajo la gobernanza del poder civil, mientras que el poder eclesiástico empezó a ver restringido su campo al ámbito puramente religioso y espiritual…Esto sucedió también en España, continua D. Cosme, donde esa separación de poderes se inició por una circunstancia concreta, la guerra de sucesión, a primeros del Siglo Ilustrado, como enseguida veremos.. Ciertamente, sigue, la Iglesia, a lo largo de su historia, ha sabido hacer valer su solidez, antigüedad e ideas claras y propias, en todo lo que concierne a sus relaciones con los poderes civiles, siendo especialmente eficaz en el mantenimiento ventajoso, para si misma, de sus patrimonios mundanos, cuando esos poderes civiles, en base a las nuevas formas políticas y legales, incorporadas por el pensamiento ilustrado, intentaban recabar impuestos o competencias a los poderes religiosos. 

El Reino de España, a pesar de su claro carácter confesional, sigue D. Cosme, en aquel Siglo de las luces, tuvo sombras y grandes polémicas con la Iglesia, que sin duda merecen ocupar un relato… La primera de ellas, sucede al principio de la centuria, en la guerra de sucesión española, como ya le dije antes. El Vaticano apoyó al inicio de ella al archiduque Carlos, por lo que las relaciones entre la Santa Sede y la corte castellana de Felipe V se rompieron totalmente… En ese tiempo, sin embargo, una circunstancia de la guerra lo cambió todo, Roma fue ocupada por las fuerzas de Felipe V, lo que aprovechó el primer Rey Borbón para lograr un acuerdo con el Vaticano en septiembre de 1737, con la firma de un Concordato, ventajoso para su corona, entre los representantes del Papa Clemente XII y los del propio Felipe V,. 

El Concordato, comenta D. Cosme, contempló importantes compensaciones económicas de la Iglesia para con el Reino, impensables de todo punto solo unos años antes, A cambio, Felipe V, normalizaba sus relaciones con la Iglesia, asumía la naturaleza católica de su Reino y se comprometía a reabrir la Nunciatura. En sus estipulaciones, se reconocía al poder civil el derecho a gravar impuestos a las propiedades eclesiásticas y a los miembros de su clero, igual que a los particulares,.. incluyendo todas las compras y donaciones que se hicieran a la Iglesia, desde el día de la firma del concordato… Esto permitía al Reino mayor recaudación y más equitativa, combatir el fraude de simular transacciones o donaciones inexistentes a la Iglesia, o impedir constitución de patrimonios falsos a nombre de personas del clero que no pagaban impuestos. En ese contexto, quince años después de firmarse el concordato, continua D. Cosme, el inventario catastral del Marqués de la Ensenada, fue la primera oportunidad del poder civil para conocer realmente el patrimonio de la Iglesia española y su clero…y también probar cual sería su respuesta y actitud ante las nuevas y recientes obligaciones tributarias.

Marqués de la Ensenada.

A pesar de la nueva norma, la Iglesia y su clero siguió teniendo del Reino de España un trato diferenciado, declarando y recogiéndose sus datos, aparte de los que dieron los civiles.. Hay que recordar, sigue D. Cosme, que la Iglesia en España era, entonces, muy poderosa e influyente, con un gran número de personas en su seno, aproximadamente, un 3 % de la población total. La Iglesia controlaba el 10 % de la cabaña ganadera y el 15 % de la tierra cultivable del reino, generalmente la más fértil. Además, percibía numerosas rentas de los diezmos, fundaciones y patronatos. Es decir, concluye un D. Cosme jocoso y sarcástico, no parece que el “voto de pobreza” estuviera vigente en la Institución eclesial española ni en su clero...

Y todo ese patrimonio, hasta el concordato, no tributaba impuesto alguno. Así pues, era previsible una cierta resistencia de la Iglesia y su clero a la nueva situación, Y, sigue D. Cosme, para lo que aquí, en estos relatos, nos convoca, que es Manzanares, voy a contarle lo que ocurrió… En Manzanares, los datos del Catastro de Ensenada, nos hablan de unos 50 curas en la villa, que para los más o menos 5.700 habitantes, representaba una proporción significativa, como la que ya hemos visto existía en el Reino. El catastro, específicó propiedades, rentas y patrimonios de la parroquia y de los curas de su clero de manera pormenorizada.. confirmándose, vuelve a estar socarrón D. Cosme, que, aquí, tampoco se seguía por la Iglesia y sus miembros el “voto de pobreza”. Algunos sacerdotes eran miembros de familias nobles de la villa, y tenían patrimonios que les etiquetaban de terratenientes…

Ya hemos visto, hace nada, sigue D. Cosme, el caso del Presbítero D. Francisco Treviño Quesada, que si bien compartía su fortuna con los más necesitados si se le requería, era uno de los mayores hacendados de la villa..y, como él, otros más, poseían un rico patrimonio… Es verdad que también teniamos curas de escasos posibles, su sotana y poco más, comenta sonriente D. Cosme, pero la tónica era la de ser una población que, en general, quedaba integrada entre las más desahogadas de la villa.. No sabemos bien cual fue la respuesta de la Iglesia y el clero local a los requerimientos impositivos que les solicitó el catastro, pero habida cuenta que, hasta entonces, no pagaban impuestos, aquí, como en muchos otros sitios, debió existir, por decirlo de una manera suave, vuelve a sonreír irónicamente D. Cosme, una cierta resistencia ese año y en años sucesivos, por lo que ya le voy a contar ahora… que comienza de la siguiente manera:.. Parece ser, sigue D. Cosme, que apreciada esa resistencia de la Iglesia y clero manzagato por la hacienda del Reino, este, reaccionó así: “en cumplimiento de la Real Instrucción de Carlos III, de 29 de junio de 1760, siendo Ministro de Hacienda, Don Leopoldo de Gregorio, Marqués de Esquilache, el Concejo de la villa de Manzanares hizo repartimiento de reales derechos correspondiente a los ejercicios de 1759 y 1760, incluyendo las propiedades pertenecientes a religiosos, conventos y bienes administrados por miembros del cabildo”…. Cuando la Instrucción se quiso aplicar, algunos religiosos, administradores de patronatos de Manzanares, se negaron, reiteradamente, al pago de los impuestos correspondientes, lo que motivo, sigue D. Cosme, que el Procurador Síndico de la villa, defendiendo los intereses civiles de la villa de Manzanares, instase al vicario eclesiástico la reclamación de lo no cobrado, en virtud del artículo 8º del Concordato…

Lejos de cumplir con lo pactado, el vicario, Juan Manuel Carneros, implacable defensor de la espiritualidad de la villa, cuando se cuestionó a su gran icono, el Cristo Arrodillado del Perdón, mostró similar beligerancia y determinación en la defensa del patrimonio terrenal de su Iglesia, prosigue jocoso, D. Cosme, y se negó al pago, aduciendo que tenía que consultarlo con el Arzobispo de Toledo… Ante esta resistencia del cabildo, intervino el Alcalde Mayor de Manzanares, como representante del Rey en nuestra villa… Don Juan Antonio Pardo, que así se llamaba el interfecto, solicitó al Real Consejo de Hacienda, en carta fechada el 25 de octubre de 1760,… “aclaraciones sobre el cumplimiento de la Real Instrucción que obligaba a los patronatos, fundaciones y obras pías en manos de religiosos particulares, al pago de impuestos”... Preguntaba, además,.. “si debía incluirse entre los contribuyentes, a los frailes con residencia en el pueblo y a los conventos terratenientes que poseían fincas en el término”…y, por último, suplicaba al Consejo,… “expidiera por escrito la orden correspondiente, a fin de que el vicario no pudiera detener las reales disposiciones con dilaciones o ambigüedades”….La respuesta se demoró más de un año, hasta que, por despacho de 9 de noviembre de 1761, don Joseph de Ribera, secretario del Real Consejo de Hacienda, contestaba al Alcalde, en nombre del Marqués de Esquilache, que el repartimiento de derechos reales debía incluir todos los bienes depositados….. “en manos muertas”, en virtud del artículo 8º del citado Concordato…. Asimismo, ordenaba: …

“Que en el repartimiento sobre bienes de patronatos … cuyos administradores sean eclesiásticos, proceda la Justicia de la referida Va de Manzanares por si a la cobranza en los mismos vienes o en efectos procedidos de ellos: Y qe en repartimto sbre vienes qe por su naturaleza no sean laicales, pero que deben sufrir contribuzon, segun la concesion del Concordato, acuda el Sindico Procuror a pedir el apremio correspondte al respectivo parrocho en los terminos qe dispone la Rl Instruczon"

Esquilache, el ministro más odiado de Madrid.

Transcurrió el año 1.762 sin que se adoptaran medidas, dice D. Cosme, hasta que el nuevo Alcalde Mayor, don Próspero Ximénez de Olasso, más decidido que su antecesor, se hizo cargo del caso….En uso de su autoridad, y con la determinación de hacer cumplir las instrucciones del pacto concordatario, y también cumplir, él, con sus deberes como representante real ; en junio de 1763, ordenó a todos los escribanos de la villa que contabilizasen todas las transacciones que los miembros del cabildo eclesiástico hubieran realizado en los últimos años…Al tiempo, requirió con apremio a Juan Joseph Nieto, párroco en funciones de Manzanares y rector del Cabildo, para que:…“informará de inmediato a toda la comunidad de eclesiásticos, la conveniencia de que hicieran declaración voluntaria de todos los arrendamientos y comercio, desde 1759, para evitarles el tener que afrontar las costas de un proceso formal, y poder determinar más fácilmente las cantidades que les correspondía pagar por sus tratos, negociaciones y granjerías”.

A pesar de estas advertencias, los religiosos del cabildo siguieron dando largas al tema, sin declarar los bienes que administraban, pensando que la cosa iba seguir igual. Pero, a finales de julio, continua D. Cosme, el Alcalde Mayor entregó un segundo aviso al nuevo párroco de Manzanares, Juan Francisco de Losa Rojas, y a Juan Joseph Nieto como rector del Cabildo Eclesiástico de la villa…. La Iglesia, no se inmuto mucho, y persistió en sus artimañas para demorar el pago de su deuda…mientras el párroco contestaba al aviso de buenas maneras y mostrando su disposición a colaborar, el Cabildo siguió con sus maniobras dilatorias, resistiéndose a suministrar la información referente a los bienes administrados por los religiosos, algo, obviamente, imprescindible para poder tasarlos.

Como, a pesar de estos repetidos avisos, esta declaración no se lograba, el Alcalde Mayor de Manzanares, terminó por quejarse al Rey en estos términos: “….de que sobre ese particular se embaraza por dichos presbíteros reteniendo estas relaciones, igualmente que las de sus comercios, siendo solo meros administradores de estas fundaciones, y que por su respuesta de primeros de agosto nada dicen ni cumplen”. Ante semejante obstinación, el 30 de agosto, les mandó otro aviso el Alcalde Mayor apremiándoles para su comparecencia en caso necesario, que decía exactamente: …. “Y por lo correspondiente a Memorias, Patronatos y obras pías de que no se puede haver ni la relación de sus fincas, ni sus fundaciones, por parar todo en manos de dichos eclesiásticos como sus administradores, se practicaran las diligencias que dicte la razón … y azer la exaczion de costas a que den motivo dichos eclesiásticos por su omisión, no obstante tan repetidas atenciones y constarles las resoluciones de S.M. en este asunto”.
Todo un año más de pesquisas costó lograr establecer la distinción entre los sacerdotes y ordenantes que no habían intervenido en la administración de patronatos o donaciones, de los que sí lo habían hecho…. La resistencia y el silencio cómplice de los religiosos se impuso como una conjura, lo que obligó al beligerante y obstinado representante real, a utilizar tácticas de investigación, que pasaban incluso por tomar declaración a los criados y sirvientes, a fin de obtener información y buscar contradicciones entre los interrogados… En ese punto, usted querido cronista, se preguntará: ¿Denunciaron los criados a sus amos?... ¿Se logró que los eclesiásticos pagaran las contribuciones que debían?... 

Pues bien, para concluir el relato le diré que escriba usted lo siguiente: La historia escrita de aquel tiempo en Manzanares, no permite dar una respuesta segura a esas preguntas, ya que el expediente de aquella pugna entre el clero local y la Hacienda pública del Reino, no se encontró nunca entre los documentos antiguos de nuestro archivo municipal...pero, fuera como fuese, lo importante de esta historia es que.. “con la Iglesia hemos topado”.



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