El 13 de Agosto de 1957, Melchor Díaz-Pinés Pinés, enviaba a la Agencia Cifra el siguiente artículo periodístico:
En tiempos aún no muy lejanos, representaba un verdadero problema en muchos pueblos de La Mancha el hecho de que los viudos de ambos sexos intentaran contraer segundas o terceras nupcias, ante el temor de que amigos y parientes de buen humor, enterados de sus propósitos, organizaran grandes " cencerradas ", que amenizaban las vísperas y actos del nuevo matrimonio y en los que intervenía todo el vecindario, contagiado del más sano humorismo.
Todos los trámites preparatorios legales tenían que llevarse a efectos con el mayor secreto y la boda tenía forzosamente que celebrarse a altas horas de la noche ó primeras horas de la madrugada y sin acompañamiento alguno, con lo que lograban, en algunos casos, evitar la cencerrada que se imponía como inevitable y que revestía el carácter de alborozo popular durante varios días con sus noches.
Hoy, ya pueden casarse los viudos y viudas con la mayor y más tranquila impunidad, por virtud de las circunstancias que les han venido a favorecer. Las " campañas del silencio ", recomendadas por las Autoridades y más acusadamente en estos casos, prohibe estas manifestaciones de gamberrismo que coadyuva, sin duda, a la feliz realización de sus nuevos planes de matrimonio, que pueden llevar a efecto como si de solteros se tratara.
Estas circunstancias han venido a demostrar que en estos pueblos, las uniones matrimoniales de viudos, son ahora mucho más numerosas que en tiempos pasados, sin duda porque la tradicional cencerrada no era nada agradable para los contrayentes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario