¿Damos un paseito por Manzanares?

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Todo cuanto vas a encontrar en él, es una muestra de cariño y admiración a un padre, MELCHOR DÍAZ-PINÉS PINÉS, uno de esos tantos padres del mundo que creen en la familia y luchan por ella, que aman a su tierra, que la trabajan y reivindican con constancia. Es posible que los manzanareños más jóvenes pudieran encontrar en el blog algunos hechos, sucesos, curiosidades, costumbres que ya han desaparecido, que quizás hayan escuchado de sus antecesores o, simplemente, que no conocen y puedan resultarles de interés.

¡Nada más, amigo/a! Gracias por estar con nosotros, con su familia y su sempiterno recuerdo.

HERMANADAS.

HERMANADAS.

M A N Z A N A R E S, en La Mancha.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Progresa con celeridad el aspecto social en La Mancha.

El 29 de  Abril de 1964, Melchor Díaz-Pinés Pinés, enviaba a la Agencia Cifra, la siguiente información:

La humanización y ambiente social, progresan a ritmo muy fuerte en las explotaciones agrarias de la Mancha, que están contribuyendo a contener, en parte, el éxodo del campesino a los centros industriales en las grandes ciudades.

Ya se conocen muchas 'quinterías' por completo modernizadas, reuniendo comodidades suficientes para hacer más llevadero el duro trabajo del campo. La iniciativa privada ha dado el primer paso, conscientes de que debe existir hermandad entre empresas agrícolas y productores. Ya se actualizan los ambientes rurales a los tiempos que vivimos, instalando duchas, separando los dormitorios de las cuadras de caballerías y creando salas de esparcimiento, donde ya pueden verse aparatos de radio o transistores, según se disponga o no de energía eléctrica.




En este momento se experimenta uno de los más efectivos avances sociales que hayan podido conocerse en todas las épocas en el 'agro' manchego y se busca con ello hacer más humano el trabajo del campo, normalizar esas largas jornadas de arado, siembras y recolección, permitir el descanso después de un duro día a la intemperie luchando con los elementos climatológicos, lejos de la ciudad, convencidos de que este es el camino a seguir, mejorando condiciones de vida laboral y por ende, productividad.

Si el trabajador del campo está satisfecho, no añorará tanto las comodidades de la ciudad y es posible que no abandone la tierra que le vio nacer, olvidando la emigración a otros lugares de fortuna incierta.



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