¿Damos un paseito por Manzanares?

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Todo cuanto vas a encontrar en él, es una muestra de cariño y admiración a un padre, MELCHOR DÍAZ-PINÉS PINÉS, uno de esos tantos padres del mundo que creen en la familia y luchan por ella, que aman a su tierra, que la trabajan y reivindican con constancia. Es posible que los manzanareños más jóvenes pudieran encontrar en el blog algunos hechos, sucesos, curiosidades, costumbres que ya han desaparecido, que quizás hayan escuchado de sus antecesores o, simplemente, que no conocen y puedan resultarles de interés.

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HERMANADAS.

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M A N Z A N A R E S, en La Mancha.

miércoles, 13 de enero de 2016

29). RELATOS PEDRO VILLARROEL. MANZANARES…SE INAUGURA EL CEMENTERIO DE LA DISCORDIA

A lo largo de la segunda mitad de 1912, las espadas de la “guerra de los cementerios” se mantuvieron permanentemente en alto por los dos bandos contendientes, pero mientras la oposición conservadora y el clero estaban confiadas en que nada significativo iba a suceder en los “frentes de batalla”, en tanto no se resolviera el recurso que habían interpuesto en el Tribunal Supremo, el alcalde de Manzanares, D. Antonio Rubio Fernández-Caballero, no se quedó quieto….


Lo primero que hizo el Alcalde fue una consulta al Gobierno Civil, que le autorizó la continuidad de las obras, sin prejuicio de lo que finalmente ocurriera con el recurso al Supremo...Ésto inquietó y disgustó bastante a sus opositores, algo que percibió muy bien el Alcalde Rubio que, inmediatamente, “pisó el acelerador” de las obras, para “mostrar” a todo el mundo que se sentía fuerte, seguro y avalado por las autoridades civiles del Gobierno central...

Así la cuestión, a finales de 1912, el “Cementerio Nuevo” estaba terminado y listo para ser inaugurado, tal como testificó la prensa de la época. Pero, aparentemente en contra de su línea habitual, Don Antonio Rubio no dio ese paso todavía…. Y pronto se supo la probable razón de ello en el pueblo…

Aun manteniendo, en público, el tono altisonante entre ambos, D. Dimas y D. Antonio se reunieron, en secreto, con alguna frecuencia, en esos finales de 1912… Nunca se sabrá lo que hablaron, ni lo que pactaron, pero por lo que sucedió unos meses después, cabe suponer que el Sr, Rubio le repitió a D. Dimas, en privado, el mismo mensaje que proclamaba en público… “Igual que sucedió con el Gran Teatro, sucederá con el Cementerio Municipal… pues la Ley y la voluntad están con el Ayuntamiento”… Ese mensaje que D. Antonio transmitía, reiteradamente, en público,… “oído de su boca” por D. Dimas, que ya había experimentado en “carnes propias” la determinación del Alcalde en lo del Gran Teatro, seguramente le llevó a pensar, que la supuesta “tregua” que iba a lograr el recurso al Supremo, en lugar de favorecerle, podía volverse en su contra, pues cuanto más tiempo estuviera funcionando el nuevo cementerio municipal, antes de la resolución del Supremo, más difícil sería cerrarlo después… También, posiblemente, como lo conocía muy bien, cuando el Alcalde observó las primeras “flaquezas” en el vicario D. Dimas, durante esas conversaciones, le diría que él, católico como era, no tenía nada en contra, sino todo lo contrario, acerca de la participación y colaboración eclesial en el cementerio nuevo y que, naturalmente, a las familias de los difuntos creyentes que así lo pidieran, el Ayuntamiento de Manzanares, que era el Ayuntamiento de todos los manzanareños, sin excepción alguna, no solo no iba a impedirles el auxilio espiritual que demandaban, si no que iba a facilitárselo y para eso, le solicitaba a D. Dimas su colaboración…


D. Dimas López.

Es muy posible que, en ese, o parecido momento de la conversación, Don Antonio “dejara caer” a D. Dimas que, con esa “colaboración eclesial”, en ningún caso el Ayuntamiento tendría nada que decir al “arbitrio” adicional que la Iglesia quisiera imponer a los deudos del difunto… y quizá por aquello de “más vale pájaro en mano….”, esto debió resultar decisivo para Don Dimas, y es, casi seguro que, advirtiéndolo, el perspicaz alcalde de Manzanares… inmediatamente le sugiriera que el Ayuntamiento, en rasgo de buena voluntad, tenía previsto poner, al nuevo cementerio municipal bajo la advocación del santo cuyo nombre coincidiera con el del primer manzanareño católico que allí fuese enterrado... y que, además, recibiría gratis: fosa, lápida y sepultura…

Seguramente también, y ya con D. Dimas casi entregado, el Sr Rubio le informaría, con su característica y sutil habilidad, que reputados y conocidos republicanos, laicos o agnósticos, de Manzanares, habían pedido una separación en el cementerio, entre los que solo querían enterramiento civil y los que quisieran seguir el ritual cristiano… y que, a esos efectos, habían solicitado la compra de una parcela del nuevo cementerio y su tabicación… Ante esta noticia, muy probablemente, D. Dimas, lejos de indignarse por esa “insolente ostentación y prepotencia pagana, que pretende dejar a una parte de los difuntos de Manzanares sin el sustento divino de la extrema unción”,… (tal como él y la oposición proclamaban en púlpitos y tribunas)… vio, en el “tabique”, la oportunidad de asentar la posición eclesial en el resto del cementerio municipal, tal como, seguramente también, había planeado, en su estrategia de acercamiento, el Sr Rubio, y, posiblemente, se lo sugirió más o menos explícitamente, en esos encuentros… 



Así las cosas, y, aunque hacia afuera, aparentemente, las hostilidades iban en aumento, D. Dimas se avino, finalmente,a lo que hasta entonces se había negado… y nombró capellán del nuevo cementerio a D. Angel Oliver….
D. Antonio Rubio.

Con su estrategia consolidada, el alcalde dio “luz verde” a la apertura del recinto mortuorio…. y, el 15 de Marzo de 1913, a las cinco en punto de la tarde, se inauguró en una ceremonia solemnísima el Cementerio Municipal de Manzanares…. 

El señor cura párroco, y sus coadjutores, bendicieron el recinto, en presencia del Alcalde, Sr. Rubio, los concejales Moraleda, González-Calero y Cantalejo, el Síndico y los jueces de Instrucción y Municipal, Sres Fernández-Bernal y Carrión Vega Cumpliendo con lo acordado, el cementerio Municipal de Manzanares, se llamaría también, desde por entonces, Cementerio de San Cayetano, al quedar bajo la advocación de ese santo, ya que el primer enterramiento católico que allí se produjo fue el del vecino Cayetano Villena Martínez, de 69 años, conocido por"Cloquetas"…. Al acto de este primer entierro, se le concedió una gran pompa y asistió el Sr. Obispo Prior de las Órdenes Militares, Autoridades, Banda Municipal y numeroso público….y, como también estaba acordado, todos los gastos de sepelio y propiedad, fueron voluntariamente costeados y cedidos por el Ayuntamiento de Manzanares.



Poco tiempo después, el 17 de Mayo de 1913, se verificó en el Cementerio Municipal el primer entierro civil, el de un veterano republicano, llamado Juan José Gallego Mira, asistiendo al mismo más de dos mil personas.... Al darle sepultura , hicieran uso de la palabra, enalteciendo las virtudes del finado, sus correligionarios José María Rodríguez, concejal republicano de Manzanares, el elocuente orador Bernabé Muñiz y, por último, el ilustre abogado y notario de Manzanares, D. José de Eguizabal, que, en un sentido discurso, dijo que.. “se enorgullecía de poder contar en esta localidad con un cementerio civil, como el que hoy se inauguraba, construido a fuerza de luchas y sacrificios, pero digno de que en él puedan reposar restos de hombres como Juan José Gallego”….Añadiendo…que “cuando la cultura se difunda, caerán las murallas que nos separan a los hombres después de muertos, al soplo del huracán de la ciencia, que traerá envuelto en su polvareda el amor, la igualdad y la fraternidad entre todos”....
Cementerio de San Cayetano.

D. Antonio había ganado, así, la principal batalla de esta guerra, que aun continuaría bastantes años más, pero ese día, él había conseguido, en un tiempo record, para como estaban las cosas de enconadas, la inauguración del nuevo cementerio municipal de Manzanares, consiguiendo que los muertos de los bandos enfrentados, reposasen desde entonces en el mismo terreno y de acuerdo a sus convicciones, aunque transitoriamente estuvieran separados por un tabique…

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