Dejamos la última
crónica en el momento que el alcalde, Sr. Rubio, contaba a este reportero
que…
“En Febrero de 1910, el Ayuntamiento de Manzanares había dado el “pistoletazo
de salida” a las obras del Gran Teatro, pues teniendo, como tenía, todos los
pronunciamientos políticos, legales y administrativos para hacerlo, interpreté
que demorarlas iba a incrementar la ya importante polémica que se estaba
creando”…
“pero, ¡¡ay, amigo!!,. el Ayuntamiento, que tenía todos los requerimientos
humanos, no había contado con los divinos!!... y claro está, la cosa se complicó
mucho, lo cual no resultó extraño, teniendo en cuenta como era de cabezota
nuestro vicario D. Dimas”,… “ni yo, católico practicante, que lo conocía de
tiempo, me podía imaginar donde iban a llegar las cosas”…
“La oposición conservadora del Consistorio, sigue el Alcalde, no dudó en acusar
al Gobierno Municipal de practicar una política de “hechos consumados” en el
tema del Gran Teatro, por iniciar las obras a toda costa, y de manera
atropellada, sin querer discutir más a fondo su oportunidad…. y no pasó casi
nada de tiempo, sin que utilizase toda su maquinaria y maniobras, para
implicar al clero en el tema”…
“El vicario de Manzanares, Don Dimas López González-Calero, fue invitado, en
esa última semana de febrero, a varías reuniones en casas aristocráticas de
Manzanares, como la de la familia Mansilla y la de los Marqueses de Salinas,
con el fin de lograr que la Iglesia se opusiera también a la construcción del
Gran Teatro y transmitiera, además, a su feligresía manzanareña, el carácter casi
pecaminoso de esa construcción en los terrenos sagrados del camposanto. de la
Virgen de Gracia”…
“Al poco tiempo, unos días después de esos conciliábulos, sigue el Alcalde, lo
que yo barruntaba, habiendo sido conocedor de todas esas reuniones y “camarillas”,
sucede finalmente”…
”Mi “Sancho” particular, Sr Cobo, Secretario del Ayuntamiento, me dice una
tarde que se terminaba de cruzar en la Plaza con D. Dimas, y que, este, le
había hecho llegar una solicitud de audiencia conmigo en el Ayuntamiento Manzanares”….
“Me dije a mi mismo, en ese momento, aquello de “con la Iglesia hemos
topado”..y para confirmar mi sospecha, decidí, sobre la marcha, escribir una
breve misiva, que ordené a mi fiel secretario acercase, y en mi nombre, a Don
Dimas, pues seguramente estaba en la sacristía de la Parroquial, vistiéndose
para la misa que todos los días celebraba él, un poco después, a esa hora del
día en que nos encontrábamos”…
Parroquia de la Asunción, 1908. |
“En la nota, venia a decirle, algo así, como… “¡no faltaba más!, D.Dimas, seré
yo mismo el que acuda a la Iglesia, para, al termino de la misa, escuchar de
usted todo lo que tenga que contarme”…
“Instantes después, mis temores se confirman, cuando veo, desde la ventana,
como vuelve cariacontecido, y con la nota en su mano, el bueno del Sr. Cobo”...
“Al poco tiempo, franquea la puerta de mi despacho, tras pedir y obtener mi
venia, en un ceremonial protocolario, que el secretario seguía siempre a
rajatabla… y, como lo veo dubitativo, le insto a que me cuente, sin ambages, lo
que ha sucedido… y, es entonces que, el Sr. Cobo, me comenta,
balbuceante…”perdone usted, Sr. Alcalde, efectivamente, D. Dimas estaba
vistiéndose para la misa, le dí su nota y, nada más leerla, me la devuelve, y
me dice, que le diga a usted que, en la Iglesia, el solo estaba dispuesto a
recibirle en el confesionario” … y que lo que quiere tratar con usted, en sus
palabras, “debe hacerse en el desdichado lugar donde se ha perpetrado esa
profanación intolerable” ….
“A este tiempo, sigue diciendo, Don Antonio, la cosa estaba clara para mi, y
para cualquiera medianamente avispado, la Iglesia entraba en guerra con el
Ayuntamiento de Manzanares”…
Aunque, como verán muy pronto, queridos lectores, por que así no lo va seguir
contado el Alcalde, Sr Rubio, ésta “guerra de cementerios” tenía un fondo de
mucho mayor calado que la simple construcción de un Teatro, más bien tenía que
ver con el proyecto ya existente, desde hace unos tres años, de construir un
Gran Cementerio Municipal, que sustituyera al Cementerio Parroquial creado en
1880, que, como le había ocurrido a su predecesor de la Virgen de Gracia, se
había quedado también pequeño y engullido en el imparable crecimiento del
pueblo de Manzanares en esa época…
Se barrunta el periodista, y así se lo hace ver al Sr. Rubio, que el “apellido”
municipal de este recién proyectado “Cementerio Nuevo”, puede tener bastante
más que ver en la beligerancia eclesial en esta guerra, que el proyecto de
hacer un Teatro sobre unos terrenos yermos, que, ha mucho, dejaron de ser
camposanto… Y, termina el reportero su reflexión, diciendo… “Los muertos,
estarán muertos, pero mientras se les entierra dejan dinero”….
El Sr. Rubio, sonríe, alabando mi perspicacia, pero recomendándome hablar
quedo, y no mas allá de estas paredes… “no le vaya a oír D. Dimas”… y finaliza
con una sonora carcajada, diciéndome,… “eso que usted presume, con evidente
sagacidad por su parte, como comprenderá yo también lo he pensado en todo este
proceso, pero le confieso que no me he atrevido a comentárselo con esa
franqueza al vicario"…"si lo hago, dice con otra carcajada, me temo
que me excomulga!!"...
”Fíjese que he tenido que renunciar a cumplir con el precepto de la misa en mi
propio pueblo, pues, en cuanto me ven por la Iglesia, el cura de turno, o el
propio D. Dimas, me describen como el mayor de los herejes. ¡"Menos mal
que ya no hay Inquisición”!… acaba de nuevo el Sr. Rubio, con otra sonora
carcajada...
Al mismo tiempo, acaba aquí este relato, donde les he contado como D. Dimas, al
frente de la Iglesia del pueblo, inicia hostilidades en la ya iniciada “Guerra
de los Cementerios de Manzanares”… Paciencia conmigo, tengan todos ustedes, que
la cosa parece que va para largo…
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