El 11 de Enero de 1956, Melchor Díaz-Pinés Pinés, envía a la Agencia de Noticias Cifra, el siguiente reportaje.
Se comenta insistentemente en los medios cooperativistas y vinicultores en general, el Proyecto de construcción en Manzanares de un molino de viento de apariencias clásicas de La Mancha y cuyo edificio, por su atrevida traza y colosales dimensiones, sería el mayor del mundo hasta la fecha.
Dicho molino sería emplazado en las inmediaciones de Manzanares, en plena carretera Madrid a Cádiz, en el inicio del desvío de la carretera, dirección sur, a un kilómetro de distancia de la localidad, junto a la nueva Subestación eléctrica, en medio de una imponente llanura de doscientos cincuenta kilómetros cuadrados, que permitiría divisarlo desde largas distancias, al igual que ocurre con los silos del Servicio Nacional del Trigo, ya que no existe ningún obstáculo que impida su visión.
Este colosal molino constaría de cuatro plantas. Un sótano amplio de típico ambiente manchego, bien iluminado y decorado adecuadamente, que albergaría una bien instalada bodega de fuerte sabor local y con capacidad para diez o doce tinajas de barro, pudiendo almacenar mil o mil doscientas arrobas de vino blanco palidísimo, como producción peculiar de este mercado exportador.
La planta baja estaría dotada de un confortable 'hall' y servicio de vinatería moderna, para propaganda, degustación y venta de vinos manchegos; un piso superior con dependencias y casa habitación y por último, una pequeña cámara o buhardilla auxiliar. La gigantesca aspa estaría en movimiento de rotación continuo, accionado por fuerza motriz y todo el recinto exterior estaría rodeado de hermosos jardines y merenderos.
La realización de este Proyecto, lleva aparejado unas muy atrevidas concepciones propagandísticas de la riqueza de esta ciudad y sería una obra destacada en estas amplias y dilatadas llanuras, coincidiendo con el decidido apoyo de iniciativa y progreso, puesta en marcha con el sistema cooperativista, para una expansión comercial ambiciosa.
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