El 31 de diciembre de 1957, Melchor Díaz-Pinés Pinés, escribe esta breve semblanza de su gran amigo y compañero de aficiones filatélicas, D. Sebastián Medina Rodriguez.
Con el fallecimiento del filatélico manchego, D. Sebastián Medina Rodriguez, sufre la filatelia 'amateur' nacional una muy sensible baja. Fue el más esforzado defensor del 'amateurismo' en esta modalidad de coleccionismo, llegando a poseer unas de las mayores colecciones españolas, conseguidas exclusivamente a base de intercambios y para lo cual había montado su propio directorio de nombres y apellidos de coleccionistas de los más diversos lugares del mundo, con los que hacía trueque de sellos españoles por los de los países de sus contactos.
Con su sistema de contactos llegó a poseer en su vida, hasta cuatro veces una colección de sellos universales que resultaban totalizar más de 100.000 sellos diferentes, entre los que se encontraban muy extrañas y valiosísimas unidades de todo el orbe.
El pabellón español le honró por los más remotos rincones del globo donde llegó a contar los corresponsales y amigos por centenares, dentro siempre de la más acrisolada honestidad profesional. Su fina sensibilidad amateur ha quedado plasmada con carácter indeleble entre sus numerosos contactos, coleccionistas de toda raza y color.
Fue un gran políglota y en su vida no conoció otra distracción que los sellos de correo, por los que sentía verdadero amor y veneración, consiguiendo con su propio esfuerzo una gran ilustración, a pesar de su modesto oficio de destilador.
¡ Descanse en paz, nuestro buen amigo, Sebastián !.
Con el fallecimiento del filatélico manchego, D. Sebastián Medina Rodriguez, sufre la filatelia 'amateur' nacional una muy sensible baja. Fue el más esforzado defensor del 'amateurismo' en esta modalidad de coleccionismo, llegando a poseer unas de las mayores colecciones españolas, conseguidas exclusivamente a base de intercambios y para lo cual había montado su propio directorio de nombres y apellidos de coleccionistas de los más diversos lugares del mundo, con los que hacía trueque de sellos españoles por los de los países de sus contactos.
Con su sistema de contactos llegó a poseer en su vida, hasta cuatro veces una colección de sellos universales que resultaban totalizar más de 100.000 sellos diferentes, entre los que se encontraban muy extrañas y valiosísimas unidades de todo el orbe.
El pabellón español le honró por los más remotos rincones del globo donde llegó a contar los corresponsales y amigos por centenares, dentro siempre de la más acrisolada honestidad profesional. Su fina sensibilidad amateur ha quedado plasmada con carácter indeleble entre sus numerosos contactos, coleccionistas de toda raza y color.
Fue un gran políglota y en su vida no conoció otra distracción que los sellos de correo, por los que sentía verdadero amor y veneración, consiguiendo con su propio esfuerzo una gran ilustración, a pesar de su modesto oficio de destilador.
¡ Descanse en paz, nuestro buen amigo, Sebastián !.
Reseña corta, pero intensa sobre una persona que, efectivamente, era un auténtico enamorado de la filatelia. Dejó muchos amigos y un gran vacío en ese mundo en el que reina una pasión sin límites, "LA FILATÉLIA".
ResponderEliminarVicente Medina
Agradecido por tu comentario, Vicente. Yo le recuerdo perfectamente y conocía su gran afición a la filatelia porque, no en vano, tenía mucho contacto con Melchor, mi padre, charlaban con asiduidad e intercambiaban sellos. Mi padre, puedo recordarlo, quedó muy impresionado con su fallecimiento y perdió el gran amigo con el que daba rienda suelta a su afición. Un cordial saludo, Vicente.
ResponderEliminarMe uno al comentario de Vicente, mi hermano. Su afición a la filatelia era muy intensa. Y nosotros recuerdo que disfrutábamos viendo y hojeando los álbumes donde a su manera clasificaba todos los sellos, algunos verdaderas obras de arte. Recuerdo que a mi casa llegaban cartas de todos los países del mundo; EEUU, Rusia, Japón, Francia, Italia, Inglaterra, Marruecos, etc., etc. Es grato recordarlo después de tantos años gracias a la colaboración y el trabajo del hijo de uno de sus mejores amigos Manuel Díaz-Pinés. Francisco Medina
ResponderEliminarMe uno al comentario de Vicente Medina, mi hermano. Su afición a los sellos era muy intensa. Y recuerdo como disfrutábamos nosotros hojeando los álbumes donde a su manera los clasificaba, algunos eran verdaderas obras de arte. A mi casa llegaban cartas de todos los rincones de la Tierra; EEUU, Rusia, Japón, Argelia, Francia, Inglaterra, Italia etc., etc. Es grato recordarlo después de tanto tiempo gracias a la labor y el trabajo bien hecho del hijo de uno de sus mejores amigos, Manuel Díaz-Pinés. Que Dios te bendiga, Manuel y tenga a tu padre y el nuestro en su Gloria. Francisco Medina.
ResponderEliminar¡Idénticos recuerdos, amigos Paco y Vicente, tengo yo de mi padre!.LOs fines de semana de invierno, los dedicaba a 'coser' sobre las hojas del álbum los sellos. Daba una puntada y los 'abrazaba' con hilo ...En mi casa paterna está la colección, con bloques de 4 sellos y 1 suelto, de todas las series que fueron saliendo durante las décadas de los 60', 70' y 80', que en este momento no tienen valor, ni siquiera el facial pero esa ilusión, ese intercambio con rusos, franceses, ingleses y cualquier aficionado al que echara mano, era algo casi religioso. Y entre ellos, lo recuerdo muy bien, intercambiaban sellos y cual niños, veían las novedades que ambos habían tenido ...¡Igual, igual que niños, amigos Paco y Vicente!.
ResponderEliminarEn fin, que estoy seguro que me creéis si os digo que ha sido una enorme satisfacción encontraros y haber contribuido a evocar tantos y tantos recuerdos.
Os envío un abrazo y mi cariño, el de aquella época - yo creo que Vicente y yo nos tratábamos de pequeños ... - y el de ahora, ya mayorcitos pero con el corazón cargado de nostalgia.